Las Cadenas de Suministro en la Postcrisis del COVID-19

“Todos vemos cómo el alcance económico que esta crisis tiene es, por su extensión y velocidad, de proporciones desconocidas. Su repercusión durará décadas y transformará la sociedad. Hemos vivido una época en la que la prosperidad ha estado sujeta al comercio mundial y al movimiento de las personas. Todo parece indicar que nos adentramos en un mundo en el que las fronteras volverán al anacronismo de las ciudades amuralladas”.

Sin duda la visión futura de la sociedad que nos traslada este político y antiguo profesor de Harvard tiene un tinte pesimista sobre el futuro de la globalización y, consecuentemente, del comercio internacional. A corto plazo, no parece que las naciones tengan otras preocupaciones que centrarse en los problemas de la pandemia. Con una gran parte de las empresas paradas en los meses pasados, las cadenas de suministro se centraron preferentemente en las transferencias de materiales sanitarios para el propio país o para otros, no sin conflictos entre proveedores que, en estas circunstancias, devinieron en poco fiables. De hecho, muchos productores de material sanitario vendieron al mejor postor, en una suerte de subasta, los productos ya comprometidos.

Puertos y aeropuertos de todo el mundo restringieron el tráfico con el consiguiente retraso de despacho de cargas. La distribución y la logística de la última milla también se hallaron en cuarentena, pues los gobiernos tomaron medidas restrictivas sobre su normal desarrollo. En Francia e Italia, Amazon restringieron la entrega de productos no esenciales.

Aún está por ver cómo saldremos de esta situación. Analistas económicos prevén diferentes escenarios definidos por perfiles de evolución económica en V, U, L o W. A juzgar por estos datos, la incertidumbre se cierne sobre cualquier pronóstico. Nada parece claro sobre lo que deberán afrontar las empresas que resistan este shock.

Aprendiendo de la adversidad, intentaremos hacer algunas conjeturas sobre las nuevas herramientas con las que deberán contar las cadenas de suministro para ser más resilientes y seguras en el futuro. De lo acontecido hasta ahora, se puede deducir que será particularmente importante mejorar dos aspectos: evitar interrupciones y aumentar la visibilidad.

Mejoras a implantar en la cadena de suministro: evitar interrupciones y aumentar la visibilidad

Las numerosas interrupciones surgidas en las cadenas durante la pandemia (los episodios descritos anteriormente de proveedores que cambian varias veces de clientes, en función del monto económico que estén dispuestos a pagar, o productos que no llegan por haber sido retenidos en una etapa de su viaje por razones especulativas), ha sido una constante durante las últimas semanas. Es verdad que esto ha de considerarse como fruto de una situación excepcional. Pero en el futuro, las normas y regulaciones sanitarias serán más estrictas, habrá limitaciones en los desplazamientos de las personas y, previsiblemente, mayor competencia entre empresas, debido a una caída de la demanda, lo que requerirá manejar situaciones que exijan mayor visibilidad a lo largo de las cadenas.

En este sentido, la tecnología blockchain permite compartir datos con múltiples socios garantizando la confidencialidad y la propiedad de ellos. Téngase en cuenta que una gran parte de las transacciones y operaciones que suceden a lo largo de la cadena de suministro, como conocimientos de embarque, autorizaciones aduaneras, listas de envío, carta de crédito, etc., deben quedar reflejadas en papel o registradas digitalmente en puntos muy concretos de las cadenas. Lo que convierte a estos datos en información vulnerable y poco visible para muchos de los implicados.

Además, no siempre esta información es fluida entre escalones alejados en las redes logísticas. Con frecuencia las compañías vendedoras de productos finales tienen poca o nula información de los proveedores de nivel 2 ni, por supuesto, de los de más adelante, y viceversa. A estos proveedores les preocupa más perder ventajas comerciales que el provecho derivado de compartir información con otros escalones pues sus clientes pueden llegar a acceder a información sobre precios y fuentes de suministro y, en definitiva, el hurto de información crucial para ellos. La privacidad de los datos enviados es tanto más difícil de mantener cuantos más actores involucrados haya en las transferencias de bienes y más lenta transcurra la información.

Un sistema descentralizado y altamente seguro como blockchain alentaría la participación de proveedores y otros agentes y mejoraría la automatización de las transacciones generando mayor rapidez en las transferencias físicas y de información.

Del IoT al Blockchain

Otro de los aspectos que considerar, apoyados en los avances de las redes digitales privadas o Internet, es la aplicación de IoT al control de actividades logística y a la seguridad de las cadenas de suministro. Esta tecnología agranda enormemente el conocimiento en tiempo real de datos como trazabilidad de productos, movimientos de cargas, rutas de distribución, posición geográfica de contenedores para estimar mejor las fechas de entrega o de llegada a puerto con el fin de acelerar los trámites aduaneros, distribución just in sequence para la entrega pedidos de acuerdo con programas prestablecido, gestión de inventarios y almacenes, etc.

Basta buscar en la Red para ver las incontables aplicaciones de IoT a las redes logísticas. Sin embargo, si algo ha impedido un avance más rápido en la implantación de esta tecnología es el recelo que supone colgar datos en la nube ante la posibilidad de que puedan ser hurtados. Por esto la seguridad que nos brinda Blockchain ampliará aún más la incorporación de IoT a la gestión logística, y así dotar de inteligencia a las cadenas de suministro.

Finalmente, mediante la aplicación de técnicas de AI y Big Data la gran cantidad de datos que previsiblemente tendremos a nuestra disposición, según se deduce de lo anterior, nos permitirá detectar patrones de comportamiento de los agentes participantes de la cadena, anticiparse a situaciones de riesgo y, en definitiva, aumentar la satisfacción de clientes y participantes.

El mayor error que podríamos cometer sería asumir que situaciones como las actuales nunca volverán a suceder. El Covid-19 ha mostrado la necesidad de estar preparados para futuras interrupciones y disponer de conocimientos y tecnologías como las citadas que permitan una rápida adaptación a las circunstancias imperantes tal y como aconseja el Foro Económico Mundial (ibid.). Cuanto antes apliquemos estas tecnologías, antes nuestra organización podrá proteger sus redes para el futuro que se aproxima.