Diciembre de 2019. En una ciudad del sur de China (Wuhan, 11,8 millones de habitantes) se detectó una neumonía de origen desconocido hasta en 60 pacientes. Aparentemente todos eran trabajadores o habían estado relacionados con el mercado central de la ciudad. Fue en los últimos días de aquel mes cuando se inició una investigación por parte de las autoridades sanitarias chinas.
La investigación descartó que la neumonía fuera provocada por un síndrome respiratorio agudo (SARS) o un virus de gripe. La neumonía tenía entonces un origen desconocido y se comunicó a la Organización Mundial de la Salud. El 30 de enero, la OMS declaró la situación de emergencia sanitaria de preocupación internacional. La enfermedad, bautizada entonces como covid-19, se extendió por todo el mundo afectando hasta marzo a más de 116 millones de personas y provocado la muerte de 2,6 millones, en torno a 80.000 en España.
La crisis sanitaria ha generado una profunda crisis económica y ha derivado en una crisis social con un importante coste emocional que los psiquiatras denominan ‘Fatiga pandémica’, como se encargó de destacarlo el psiquiatra Carlos Javier García Briñol en una webinar organizada por ENAE Business School.
Este especialista adscrito al departamento de psiquiatría del Hospital Universitario Santa Lucía de Cartagena resumió en su intervención los principales efectos que ha causado el confinamiento: agotamiento, preocupación, falta de sueño y dificultad de concentración. Todos, síntomas más relacionados con el estado mental que físico.
García Briñol comenzó señalando cómo los primeros estudios sobre la Covid-19 apuntaban a que podría tratarse de una “gripecilla” ante la que no se tomaron especiales medidas sanitarias hasta que se detectaron los primeros casos en Europa. Luego llegó el confinamiento y los mensajes contradictorios, lo que finalmente ha provocado un estado de estrés del que está resultando salir.
El psiquiatra recuerda cómo inicialmente la población recibió el anuncio de que las mascarillas no iban a ser efectivas y ahora son obligatorias; o cómo la llegada del buen tiempo en primavera ayudaría a neutralizar el coronavirus. En su opinión “ha habido un exceso de manipulación que ha entorpecido el comportamiento general ante la pandemia”.
Admite que en los centros de salud mental están desbordados por una situación “nueva”: el miedo a enfermar y el estado de indefensión que vive la población en general. A ello se suman otros miedos como la posibilidad de perder el empleo, la llegada de nuevas “olas” que “nos condenarán al paro y no tener qué comer”.
Otros síntomas de la ‘Fatiga pandémica” que están detectando los especialistas es el rechazo hacia las personas contagiadas, al igual que a volver a caer en el aburrimiento y la soledad, o el temor que sienten los padres por los hijos que están solos en casa siguiendo clases virtuales. “España no había vivido una situación así desde la posguerra. Estamos de vuelta a los años cuarenta”, recalcó este experto profesor del departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UCAM.
En su conferencia subrayó que la soledad y el temor a nuevos confinamientos están provocando incertidumbres e hizo hincapié en son los jóvenes quienes más están padeciendo los problemas mentales. “Nuestros mayores siempre han estado más acostumbrados a la soledad”. A su juicio hay un paradigma que debe ser estudiado: mientras los jóvenes se aislaban con las redes sociales y no salían de casa antes de la pandemia, cuando se impuso el confinamiento soportaron la nueva situación con grandes dificultades.
Todas estas causas del estrés son las que provocan “que nuestro cuerpo se desmorone”, tanto en los jóvenes como en los colectivos más expuestos a la enfermedad: personal sanitario, de servicios esenciales y fuerzas y cuerpos de seguridad, principalmente. Y ellos son los que más atención demandan en los centros de salud mental.
García Briñol analizó también cómo a pesar de la gravedad de la primera ola, hubo quien aquella la vivió hasta con cierto humor, e incluso que todo había sido un “mal sueño” cuando el mensaje lanzado desde el Gobierno fue que “hemos vencido al virus”. Con la llegada de la segunda oleada tras el verano volvió “el cansancio” y los psiquiatras detectaron “una pandemia emocional crónica”. Se multiplicaron entonces los casos de “falta de motividad, pasotismo, debilidad y hasta lentitud en el raciocinio de las personas”.
Este estrés generalizado ha provocado un considerable aumento en los síntomas depresivos, casos de ansiedad, consumo de alcohol y fármacos, insomnio, problemas de presión arterial y casos de suicidio.
Tras el análisis de la llamada “Fatiga pandémica”, el psiquiatra lanzó mensajes de esperanza en la confianza de que la vacunación masiva haga revertir la situación. También aconsejó a quienes siguieron la webinar que “pensemos en nuestro cuerpo” cuidando la alimentación, realizando ejercicio físico y atendiendo las horas de sueño. Incluso limitando el consumo de información. “Debemos descongestionarnos de tanta noticia y mirar hacia nosotros”.
También aconsejó buscar cualquier motivo para reír, pensar en el hoy y no tanto en el mañana, recuperar aficiones, mantener el contacto con los amigos y la familia “aunque sea virtual”. “Hay que trabajar el músculo de la sociabilidad”, dijo.
Y concluyó con el mensaje de si creemos que lo necesitamos, “no nos dé vergüenza y busquemos la ayuda de un profesional”.
Autor: Carlos Javier García Briñol. Psiquiatra
WEBINAR: "Fatiga mental en tiempos de pandemia". ENAE Business School