Expertos del sector agrícola reunidos por ENAE Business School se han dado cita para analizar los restos del sector, centrados especialmente en la gestión del talento, la estrategia empresarial y la innovación como bases para hacer rentable y sostenible el negocio agrícola.
La ‘Jornada Agronegocios. Horizonte 2030’ puso de manifiesto la necesidad de profundizar en el desarrollo, consolidar empresas y atraer emprendimiento a un sector esencial como es el de la producción de alimentos.
Por ello, el reto es ampliar la visión a largo plazo atendiendo a principios como son la sostenibilidad ambiental y social y la atención a las nuevas demandas del consumir, bajo la base de hacer rentables a las empresas.
La jornada fue presentada por Jesús Gambín, director de Relaciones Internacionales de ENAE, además de coordinador y profesor del máster en Dirección de Agronegocios. Este sector, señaló, se verá obligado a afrontar nuevas situaciones ante las que debe tomar importantes decisiones que requerirán de una formación adecuada.
José García Ruiz, director general de SAT San Cayetano y también profesor de ENAE, abrió la ronda de ponencias con una reflexión sobre cómo el estado de crisis sanitaria provocada por la pandemia de Covid ha puesto a las personas –los recursos humanos- como principal valor de las empresas agrícolas.
Ha recordado cómo el problema sanitario generó incertidumbres en entornos laborales hostiles por el miedo al contagio, sin apenas test para detectar la enfermedad y pocos equipos de protección individual.
Así, considera que de los distintos modelos de liderazgo, el expuesto por el psicólogo norteamericano Daniel Goleman, autor del libro Inteligencia Emocional, que sitúa a las personas por encima de las tareas y los propios objetivos de la empresa, no garantiza el éxito, “pues puede crear mediocridad en el largo plazo, ya que el líder deja de marcar objetivos y dejar sin rumbo a la compañía”.
Este modelo de gestión de personas ha ido dando paso hacia otro estilo como es el ‘afiliativo’, que vuelve a dotar al líder de suficiente autoconfianza “para decir al trabajador: ven conmigo”.
En opinión de José García, la pandemia ha generado tanto este cambio en los recursos humanos como un segundo en el interno de las empresas sobre los riesgos del apalancamiento operativo de las compañías, desplazando costes variables a costes fijos, especialmente en inversiones tecnológicas.
La pandemia y el posterior confinamiento y el cierre de establecimientos hizo que se redujera la demanda de productos, lo que sumió a muchas empresas con altos apalancamientos en graves crisis, e incluso su desaparición.
“El virus nos ha mostrado cuánto vulnerables somos las empresas. No solo ha puesto en jaque la vida de las personas, también las organizaciones”, señaló el máximo responsable de esta empresa agrícola con más de 40 años de trayectoria.
A su juicio, el sector se enfrenta a otros dos problemas: de un lado el difícil acceso al crédito con una banca “prácticamente oligopolística”; y de otro, la falta de concentración de la oferta, lo que hace difícil competir en un mercado globalizado.
Pedro Palazón, CEO de la empresa murciana Ideagro, especializada en la investigación aplicada a la agricultura, con decenas de proyectos en los cinco continentes, hizo su apuesta porque el sector vaya por delante de las propias exigencias del consumidor; al tiempo que abogó por que el sector asuma en firme y sin dilación los objetivos que la Unión Europea ha fijado para agricultura antes del año 2030.
Esta normativa obliga a reducir en un 50% el uso de pesticidas; a rebajar a la mitad la pérdida de nutrientes en el campo y en disminuir en un 20% los nutrientes de origen mineral; limitar el uso de antibióticos en la ganadería y en incrementar en un 25% la producción ecológica.
De esta manera, la conclusión sería que es preciso producir más alimentos con menos recursos y hacer más rentable la actividad. La solución a estos retos es la innovación.
Palazón considera que gran parte de las empresas agrícolas dedican esfuerzos a la innovación, “pero en muchos casos van como pollo sin cabeza” al no ordenar los procesos que requeriría un buen trabajo de I+D+i. Estos procesos conllevarían tener nuevas ideas, analizar los antecedentes, definir el objetivo, rodearse de un buen equipo y de partners, definir el proyecto, buscar financiación, desarrollar el proyecto y por último comprobar los resultados.
El CEO de Ideagro valora la cantidad de entidades y organismos dispuestos a acompañar al sector en la innovación.
Con la apreciación de Pedro Palazón coincidió María Boluda, directora técnica de la Fundación Ingenio. “La innovación es la fuerza motriz del crecimiento económico de empresas y países”, señaló esta especialista en industria agroalimentaria, para quien las ideas y el conocimiento posicionan a las empresas y las hace más competitivas.
Coincide también en que hay apoyos, subvenciones y financiación internacional para investigar y desarrollar proyectos, “pero no vale de nada si no se identifican los retos y el plan de acción”.
Por último, Fernando Galán, director de la Oficina de Control y Procedimiento de la consejería de Agricultura, se centró en cómo el futuro Plan Estratégico Nacional y las modificaciones que apunta la próxima Política Agraria Común, inciden en los nuevos sistemas de gestión del conocimiento. “Los AKIS (acrónimo en inglés de Sistemas de Conocimiento e Innovación en la Agricultura) van a cambiar la forma de entender el sector”.
En este sentido, destacó cómo la Región de Murcia es pionera en gestionar el conocimiento en el sector y de estar aportando soluciones a problemas medioambientales como la situación del mar Menor.
Los próximos ecosistemas de innovación que vendrán obligados por las exigencias de la PAC y del Gobierno español, situarán al agricultor en primer plano, a juicio de Fernando Galán, quien también se mostró optimista en que tanto la formación como las ayudas a la financiación permitirán un relevo natura en el sector incorporando a jóvenes a la agricultura.