Por Jesús Gambín, adjunto a Dirección y director de Programas Internacionales de ENAE Business School.
Reajustar el sistema fiscal para ayudar al déficit.
La semana pasada The Economist planteaba su visión sobre las reformas impositivas que se están planteando sobre las rentas más altas.
Lo esencial de su planteamiento consiste en que desde su punto de vista de una menor dimensión del Estado debería de reducirse el déficit, tomando ¾ de recortes en el gasto y ¼ de incremento de impuestos. Esta regla sería general, con adaptaciones según el caso. El próximo gobierno de España ha llegado al poder bajo la promesa de no subir los impuestos, con lo que se distancia de las tesis del semanario británico sobre el papel, aunque habrá que observar si la realidad no le acaba acercando más de lo que tenían previsto.
En consecuencia, considera que una subida de impuestos debe de realizarse, aunque no sea la forma principal de reducir el déficit en ningún caso. Una vez puestos a subir impuestos su propuesta se focaliza en eliminar las deducciones que actualmente existen; la mayor parte de las mismas, al menos en USA, suelen beneficiar a las rentas más altas. En Murcia hubo un tiempo con deducción por la adquisición de segunda vivienda, luego tampoco no es ajeno del todo y de nuevo a nivel nacional se va a establecer esta deducción, parece que el nuevo gobierno en este aspecto tampoco coincide con la opinión de esta influyente publicación liberal británica.
El segundo punto fundamental es su consideración sobre el tipo marginal del impuesto sobre la renta personal, el cual considera que no debe de incrementarse por el impacto que tiene sobre la actividad económica al desincentivar la inversión. Puestos a gravar a los ricos, no se debe de hacer sobre la renta, sino sobre el patrimonio por crear menos distorsiones económicas. No parece que esta sea la opinión de los gobernantes regionales en España, ni el del nuevo gobierno de la nación.
Pero admite que existe aún espacio para poder subir impuestos sin cargarlos sobre la menguante clase media y no afectar la economía. Los más ricos pagan menos impuestos dado que disponen de medios para hacer que sus rendimientos no provengan del trabajo sino del capital; la ventaja es clara para aquellos que pueden permitirse este lujo en lugar de tributar en el caso de España al 45%, tributan al 21% en el peor de los casos, es decir, por debajo del nivel de los rendimientos del trabajo del trabajador occidental (español) promedio.
La controvertida propuesta de The Economist sería igualar los rendimientos del capital y los tipos marginales más altos. Conociendo la línea editorial de la publicación, es de suponer que propone una bajada de los tipos marginales más altos y una subida del gravamen a los rendimientos del capital. Lo más agresivo de la propuesta sería que para evitar la doble imposición sobre las ganancias empresariales eliminaría o reduciría el impuesto de sociedades.
A juicio de la publicación británica este sistema afectaría menos a la economía que el actual sistema impositivo occidental, a la vez que permitiría recaudar más de los ricos, que evitan el impuesto de sociedades y el impuesto sobre rendimientos del trabajo a través de convertir sus ingresos en rendimientos del capital.
Debo admitir que no estoy al completo de acuerdo con la propuesta, pero me parece un punto de partida muy interesante para plantearnos algunas preguntas: ¿Es cierto que el ajuste del déficit debe de hacerse con ¾ partes de ajuste en el gasto? ¿Los impuestos deben de grabar los grandes patrimonios aunque según algunos esto supone una doble imposición? ¿Qué país se arriesgará a ser el primero subir los impuestos al capital en un mundo con movimientos libres de capitales?¿Se da por admitido que los ricos no pagan impuestos y los recortes se hacen sobre los servicios que más benefician a los que menos ingresos disponen? Si las deducciones son tan dañinas, ¿por qué los políticos de todo signo suelen basar sus ofertas electorales en deducciones de 400 euros, primera vivienda, segunda vivienda, intereses...?