Actualmente, en la mayoría de Másters de calidad es necesario completar una entrevista personal para determinar la admisión del alumno. Se trata de una prueba que suele encararse con cierto recelo, producto del desconocimiento de los estudiantes respecto a cómo actuar o la inexperiencia en este tipo de situaciones
En muchas ocasiones este procedimiento, que a priori podría tomarse como un simple trámite, puede terminar decantando la balanza entre la admisión o no, por lo que si estás pensando en inscribirte en algún tipo de Máster o postgrado, te recomendamos que prestes atención a esta serie de consejos.
En primer lugar, concédele a la entrevista la seriedad e importancia que merece. Es aconsejable encarar dicho procedimiento como si se tratara de una entrevista para acceder a un puesto de trabajo, con la preparación y actitud que ésta conlleva. Quizás pueda parecerte algo exagerado, pero no olvides que es tu futuro el que está en juego y una buena primera impresión puede resultar más importante de lo que crees.
En este sentido, te recomendamos que te informes ampliamente acerca de los estudios que aspiras cursar y la entidad que has elegido como escenario. Una comunicación fluida entre entrevistador y entrevistado en la que se resuelvan todas las preguntas de ambos es fundamental para que este proceso se convierta en una puerta abierta hacia un nuevo periodo formativo y quién sabe, quizás también hacia una nueva vida. Por eso no debes quedarte con dudas, pregunta libremente y demuéstrale al entrevistador que sabes dónde estás y te has informado acerca del centro de estudios al que pretendes acceder.
Esto no quiere decir que el estudiante deba buscar impresionar al entrevistador a toda costa, uno debe ser consciente de sus posibilidades y en base a ellas fijar sus aspiraciones. Por ello, toda información es poca. Debes documentarte acerca de qué sabe el entrevistador sobre ti, qué datos posee, si sólo ha tenido acceso a tu currículo o si además conoce alguno de tus trabajos. Es conveniente ser capaz de demostrar las destrezas expuestas en la solicitud y a lo largo del Currículum Vitae con pruebas prácticas que acrediten dichas habilidades, por lo que si es posible, adjunta algunos ejemplos de tu trabajo que sirvan como refuerzo a la información ya aportada.
Respecto a la actitud a mantener, te recomendamos ser claro y conciso, tratando de estar a la altura de lo que se espera de una conversación profesional y por supuesto, huyendo de la mentira o la exageración que sólo pueden terminar jugándote una mala pasada.
Por último, una buena forma de ponerle el broche a la entrevista y terminar de dejar una grata impresión es el envío de una carta de agradecimiento, por ejemplo, mediante un simple correo electrónico.