El fracaso empresarial se puede evitar. Sí, tal y como lo lees. Teniendo en cuenta que vivimos en un mundo complejo y en constante cambio, las empresas y profesionales se enfrentan a una única certeza: hay que competir.
Sin duda, tenemos que estar preparados para innovar, implementar una estrategia exitosa y satisfacer las necesidades de nuestros jefes, promotores o clientes. No obstante, para lograr este objetivo necesitamos un guía que oriente nuestro camino.
Y por supuesto, hablamos del director de proyectos. En este ecosistema, esta figura se ha hecho imprescindible. Se presenta como el conseguidor de aquello que las organizaciones necesitan para crecer y ser más competitivas. Y por si quedan dudas, evidentemente, subestimar el Project Management es una de las causas más habituales para que un altísimo porcentaje de proyectos no salgan adelante.
Dirigir un proyecto lleva implícito asumir una gran responsabilidad, ya que están confiando en ti recursos económicos, humanos e, incluso, ilusiones. Por ello, tu obligación es conseguir hacer realidad esos deseos.
Desarrollar un proyecto comienza por escuchar lo te cuentan sobre él y, lo más importante, descifrar aquello que no son capaces de decirte. De esta forma, podrás trasladar sus expectativas a una realidad que les haga sentir que su esfuerzo ha sido un éxito.
Y aunque decirlo parece fácil, no siempre lo es. Como hemos mencionado, muchas veces se subestima la figura del Jefe de Proyectos y esto puede dar lugar a fallos durante el proceso y, en consecuencia, no lograr los objetivos previstos.
El Gerente de Proyectos es como un director de orquesta; dirige a los músicos, pero no toca los instrumentos. Su buen hacer guiando al equipo será determinante para la consecución de los objetivos.
De este modo, este perfil se encarga de planear estratégicamente cómo conseguir las metas. Por tanto, debe organizar equipos, delegar tareas, monitorizar el desempeño, evaluar los presupuestos o controlar los recursos.
En definitiva, el Project Manager es un profesional multidisciplinar que tiene capacidad para atender diferentes ámbitos en torno a un proyecto para que este salga adelante. No es un experto en todas las áreas, sino un especialista en orientar y apoyar a los equipos para el desarrollo de las acciones que logren el éxito.
La diferencia entre el éxito o el fracaso de un proyecto en muchas ocasiones tiene que ver con contar con un profesional que lo dirija correctamente. No obstante, no es fácil encontrar un perfil cualificado que sepa responder a las necesidades de las empresas.
Por este motivo, la formación académica en esta área cada vez tiene mayor valor. De esta forma, las organizaciones pueden discernir entre los candidatos verdaderamente preparados para un puesto de esta responsabilidad.
Los estudios centrados en el rol de Director de Proyectos deberían abordar las metodologías ágiles e híbridas, el ciclo de vida del proyecto o la gestión integral del mismo. Es decir, ofrecer al interesado los conocimientos teórico-prácticos claves para poder actuar de forma autónoma en la toma de decisiones, optimizar el tiempo y los recursos y, lo más importante, cumplir los objetivos. Adicional, los expertos en esta área podrán optimizar su desempeño si cuentan con conocimientos en nuevas tecnologías para la gestión y análisis de datos, por ejemplo. Así como otras herramientas cruciales en el día a día de un Jefe de Proyectos.
En el desarrollo efectivo de un proyecto influyen multitud de factores y gran parte de ellos podemos controlarlos. En este caso, la formación académica o la experiencia laboral añaden valor y reducen los errores. Pero hay una tercera variante que no debemos obviar: las habilidades.
Las conocidas como soft skills son cada vez más tenidas en cuenta en las empresas a la hora de seleccionar a un candidato. Es evidente que son un complemento fundamental para el desempeño. ¿Si no sabes comunicar como vas a transmitir qué hacer y cómo hacerlo? ¿Si no sabes planificar cómo llegarás a tiempo a las entregas? ¿Si no eres capaz de trabajar en equipo como vas a delegar las tareas?
Estos son solo algunos ejemplos de las habilidades que este rol debe potenciar para aumentar sus oportunidades de éxito. A continuación, te dejamos nuestro top 10 de habilidades para Directores de Proyectos:
Todavía nos falta ese conocimiento, esa visión nítida y práctica que permite llevar la dirección de los proyectos a un nivel de seguridad y de confianza profesional. Por este motivo, el Informe “Job Growth and Talent Gap de Project Management Institute (PMI) destaca la falta de Jefes de Proyecto cualificados.
En este mismo sentido, se prevé que esta demanda aumente aún más en los próximos 10 años. Este hecho ha disparado la retribución salarial por encima del 30% respecto a otros profesionales sin formación específica.
Este incremento salarial no tiene mayor misterio. Cuando se dirigen los proyectos de manera profesional no solo se consiguen mejores resultados es que, además, se consiguen en menos tiempo y más baratos.
En conclusión, la formación académica puede ser determinante a la hora de conseguir un empleo, de desarrollar un proyecto y de lograr los objetivos. Apostar por la especialización es una apuesta segura para tu futuro laboral.
En ENAE, te animamos a fórmate como Project Manager y así convertirte en el recurso escaso que las empresas y clientes quieren reclutar y por el que están dispuestas a pagar generosamente. ¡El fracaso empresarial se puede evitar y tú eres la clave!