Por Enrique Egea, director de ENAE Business School
La Región de Murcia tiene retos muy diversos ante la nueva legislatura. El principal de todos y resumen de los demás es conseguir un crecimiento económico mínimo del 2,5% del PIB en términos reales como medio de reducir el paro, mejorar la economía en su conjunto y contribuir al aumento del bienestar.
Para ello hay medidas que tienen que ser adoptadas por el sector público y por el privado. No debe olvidarse que la región de Murcia no es una isla dentro de España y que está muy condicionada con lo que se haga en el resto del país.
Primero, sistema financiero. El sector público tiene que ayudar al sistema financiero a recapitalizarse y que pueda volver a ser una fuente de financiación del sector privado en términos semejantes a algunos años de la década de los 2000, teniendo en cuenta que la mayor parte de sus fondos tendrán que proceder del ahorro interno, porque el externo deberá ser utilizado con la prudencia correspondiente. Los problemas financieros actuales proceden del elevadisímo endeudamiento exterior, lo que es un índice de nuestro desequilibrio e la balanza por cuenta corriente y de la falta de productividad y competitividad de nuestro sistema productivo). Es difícil que el sector privado desarrolle sus actividades sin un sector financiero que sirva de base a la financiación de una parte importante de sus actividades.
Segundo, sistema fiscal. El sector público tendrá que ir hacia el equilibrio de sus cuentas y ya en la Constitución se han establecido los límites al déficit permitido, definido en términos de déficit estructural para todas las administraciones públicas. Por otra parte, se espera que las directrices y los condicionantes de la zona euro sobre la política fiscal que adopte cada país sean más estrictos y lleven aparejados sanciones en el caso de incumplimiento. Tendrán que adoptarse reformas estimables sobre el volumen y destino del gasto público, como sobre el sistema impositivo existente.
Tercero, sistema productivo. Hay que introducir una mayor flexibilización en el funcionamiento de los mercados como medio de contribuir al aumento de la productividad en la economía; esta flexibilización es principal en el mercado laboral. La flexibilización de los mercados entronca con las medidas de carácter estructural que hay que adoptar. Hay sectores importantes para ello como, el energético, transportes y distribución, entre otros.
Cuarto, sector público. Tiene que aumentar su eficiencia, lo que llevara consigo una racionalización del mismo. Un ejemplo, en el sector privado hay empresas que han reducido sus efectivos entre un 15%-10% y han seguido produciendo el mismo nivel de bienes y servicios, lo que ha llevado aparejado un aumento de productividad y reducción de costes y las ha convertido en más competitivas a nivel nacional e internacional. La sociedad tiene que ser consciente que el sector público debe estar sometido a las mismas exigencias de aumento de eficiencia y reducción de costes que el privado, lo que no tiene porque afectar a la cantidad y calidad del servicio, aunque si lo puede hacer al reciclaje de las personas que están a su servicio y a la responsabilidad en el cumplimiento exigente y riguroso de sus funciones , que debe ser controlada. Una sociedad que quiera progresar no puede demandar empresas más competitivas y al mismo tiempo asistir a un sector público que tiende a la permanencia de lo de siempre porque no está sometido a la competencia que imprime los mercados nacionales e internacionales.
Quinto, productividad y competitividad. Hay que adoptar todas las medidas que contribuyan a su aumento, porque si no se consigue será muy difícil salir de la situación en que nos encontramos. Con respecto a la competitividad aparte de la dotación de capital utilizado por persona empleada, la mejora en la formación y gestios y la adopción e la innovación. Con respecto a la competitividad hay que procurar el buen funcionamiento de las instituciones, la adecuación de las infraestructuras, la estabilidad macroeconómica, el buen funcionamiento los diversos niveles educativos y de la salud, la eficiencia de los mercados, el desarrollo de las instituciones financieras y la tecnología disponible, así como la dirección y gestión de los negocios y la innovación.
Sexto, la educación y la investigación. Hay que mejorar la calidad de la educación y olvidarse del debate pública o privada. Hay que tener buenos profosores, con autoridad, que practiquen la exigencia y el rigor y establecer incentivos a los profesores y colegios que obtengan mejores resultados finales. También el sistema de incentivos tiene que aplicarse en la Universidad, lo que significa que los que no son productivos tienen menores emolumentos y mayores los que son buenos en la enseñanza y en la investigación. Hay que dotar de más dinero a la investigación, procedente de una ligera reducción de la que se destina a infraestructuras que no resiste un análisis coste-beneficio y supone un derroche y malgasto del dienero público. En la Universidad no es tan importante la la producción de patentes como las que realmente se aplican por el sistema productivo.
Estas son medidas de carácter general, y que la mayoría de ellas tiene una transposición en la economía regional.
A nivel regional se pueden señalar algunas concretas en el área de las infraestructuras: contar con el agua que se desprende como necesaria a partir del calculado déficit hídrico de la cuenca del segura, contar con la comunicación con AVE con Madrid, (tener la que sea más probable y no marear la perdiz con dos) contar el aeropuerto de Corvera, con el puerto del Gorguel y el desarrollo energético de Cartagena. Otras inversiones importantes para la región son las que hay hacer en educación, en investigación e innovación.
En el sector privado las empresas deben buscar la forma de aumentar su dimensión, introducirse en los sectores con mayores perspectivas de futuro y la internacionalización de sus actividades. Deben potenciar la utilización de la investigación y la innovación y, muchas de ellas, mejorar la gestión. Deben, inexcusablemente, aumentar la productividad.