Si en el emprendimiento dentro de casa no hay garantías, esta circunstancia se multiplica en el comercio exterior: desde problemas y tropiezos ante leyes y normativas distintas, circunstancias en la economía de la región que impacten en las ventas o encarezcan el suministro de recursos necesarios, hasta conflictos sociales o políticos en entornos con los que el directivo o trabajador extranjero no está familiarizado; por ello, un plan de acción ante imprevistos es fundamental dentro del plan general de una empresa, y en especial de una PyME, a fin de garantizar la productividad y los ingresos ante cualquier incidencia.
Conviene recordar igualmente que la capacidad ante cualquier percance para garantizar la continuidad de las actividades, y de dar respuesta a las obligaciones contraídas contribuye a reforzar la imagen de empresa ante posibles inversores, bancos, aseguradores y clientes, en especial si otros competidores están menos preparados para las mismas dificultades, como ocurre en emergencias de ámbito nacional o regional.
A fin de garantizar una respuesta adecuada dentro de los planes para imprevistos,
todo debe ser tenido en cuenta en los procesos de internacionalización, desde las situaciones de gravedad a más cotidiano: incidentes durante desplazamientos, ausencia de empleados por enfermedad u otros motivos, pequeños hurtos, desperfectos de maquinaria, etc. Un análisis en profundidad de las opciones disponibles en función de cada envío (características de la mercancía y su vulnerabilidad a robos o accidentes, cantidad/peso/volumen, valor de la factura), destino y cliente es un apartado al que a veces no se le presta la suficiente atención, por desconocimiento de los riesgos de la travesía, o del posible alcance de las pérdidas y responsabilidades en caso de contratiempos, entre otros factores.
Entre los riesgos más comunes en la internacionalización encontramos:
-
La probabilidad de demoras (que afectarán a productos perecederos) o incluso accidentes en redes viales desconocidas o inadecuadas
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Administración irregular de puertos marítimos y aeropuertos de entrada
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Alta incidencia de inseguridad ciudadana o actividades delictivas, que pueden poner en peligro a los trabajadores, instalaciones y propiedad de la empresa, así como entorpecer las actividades de trabajo.
-
Alertas por desastres naturales, u otras circunstancias como dificultades causadas por afluencia masiva y desplazamientos en festividades anuales o por otras causas.
Conviene también tener presente que varios bancos pueden exigir para conceder una LC para transacciones internacionales, la contratación de una póliza para riesgos propios del trayecto o destino; o bien las condiciones de entrega estipuladas en el contrato de venta (CIF, CIP) imponen que el exportador obtenga un seguro a beneficio del comprador.
Modalidades de cobertura
En el marco común internacional de comercio por vía marítima (también aplicable al transporte terrestre o aéreo), es habitual utilizar las Institute Cargo Clauses, desde la cobertura más amplia (cláusulas “A”), cobertura más restringida (cláusulas “B”) hasta las cláusulas “C (menor cobertura de las tres). Importante: ninguna de estas cláusulas ampara riesgos políticos y sociales como actos terroristas, disturbios civiles, manifestaciones, huelgas o guerras, aunque puede hacerse mediante el pago de la sobreprima correspondiente para la inclusión de las cláusulas complementarias apropiadas.
Las cláusulas A
“A todo riesgo” (all-risks, aunque éste término no es del todo exacto); ampara la mayor gama de riesgos externos de daños y/o pérdida total o parcial de la mercancía: robos o pillaje, extravío, encalladura, accidente, volcadura o colisión del vehículo o nave, explosión e incendios, avería gruesa y gastos derivados de salvamento o de arribo a un puerto de socorro; desastres naturales (erupción volcánica, terremotos). No ampara demoras, desgaste o merma, deterioro por embalaje y acondicionamiento inadecuados, radioactividad, vicio propio de la mercancía, insolvencias, pérdida del mercado, y dolo o conducta premeditada del asegurado contraria a la buena fe, guerras.
Las cláusulas B
“Con avería particular”, cubre pérdidas ocasionadas por barrido de la carga en cubierta por el oleaje, sacrificio del cargamento, avería general y contribuciones resultantes, hundimiento, vuelco u otro accidente de la nave, incendio, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, o caída de bultos al mar durante al cargar y descargar. No cubre las exclusiones estipuladas por la cláusula A como exclusiones, así como tampoco cubre el robo, asalto o piratería.
Las cláusulas C
También llamadas “libre de avería particular”, amparan pérdidas razonablemente atribuibles a peligros propios del transporte: incendio o explosión, colisión, encalladura, zozobra o hundimiento de la nave, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, avería gruesa y gastos derivados de salvamento.
Qué hacer una vez que ocurre el imprevisto
Ante una crisis súbita o emergencias generalizadas en el lugar de trabajo, la empresa debe contar con un protocolo de evacuación y métodos alternativos de comunicación ante posibles fallos de servicios, a fin de contactar con las personas o entidades pertinentes: asistencia médica y cuerpos de seguridad, personal de la empresa, clientes, obtención de suministros, compañía aseguradora, servicio técnico / reparación de equipos, embajada nacional, etc.
Por otra parte, es preciso poner a prueba estos planes y actualizarlos con cierta frecuencia. Los empleados deben conocer muy bien los planes de contingencia y las responsabilidades y tareas asignadas a sustitutos, y debe establecerse un lugar de trabajo alternativo, o bien un plan temporal de teletrabajo en caso de daños severos a las instalaciones, o dificultades generalizadas para acceder al lugar de trabajo.
En el caso de daños o pérdidas de mercancía en tránsito hacia su destino, el destinatario (o comprador) deberá llevar a cabo una inspección minuciosa de la mercancía, y reunir evidencia del daño, datos de la travesía, y los documentos necesarios para realizar la reclamación correspondiente lo antes; en el caso de transacciones CIF o CIP, el certificado emitido por el asegurador para el beneficiario deberá indicar el perito asignado en el destino del envío para contactar en caso de siniestro.
Tras un siniestro o suceso que impacte en el funcionamiento normal de la empresa, el bienestar de los trabajadores, o la responsabilidad civil de la empresa, es preciso contar con un fondo para realizar reparaciones, o en casos extremos, repatriación de personal, mientras se realiza la reclamación y cobro del seguro. Algunas aseguradoras ofrecen como opción adicional la contratación de servicios de RRPP para empresas, a fin de gestionar críticas o sucesos que impacten en su imagen pública; de no ser así, es preciso informarse acerca de estos servicios por cuenta propia.
Las cláusulas A, “a todo riesgo” (all-risks, aunque éste término no es del todo exacto); ampara la mayor gama de riesgos externos de daños y/o pérdida total o parcial de la mercancía: robos o pillaje, extravío, encalladura, accidente, volcadura o colisión del vehículo o nave, explosión e incendios, avería gruesa y gastos derivados de salvamento o de arribo a un puerto de socorro; desastres naturales (erupción volcánica, terremotos). No ampara demoras, desgaste o merma, deterioro por embalaje y acondicionamiento inadecuados, radioactividad, vicio propio de la mercancía, insolvencias, pérdida del mercado, y dolo o conducta premeditada del asegurado contraria a la buena fe, guerras, Las cláusulas B, “con avería particular”, cubre pérdidas ocasionadas por barrido de la carga en cubierta por el oleaje, sacrificio del cargamento, avería general y contribuciones resultantes, hundimiento, vuelco u otro accidente de la nave, incendio, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, o caída de bultos al mar durante al cargar y descargar. No cubre las exclusiones estipuladas por la cláusula A como exclusiones, así como tampoco cubre el robo, asalto o piratería. Las cláusulas C, también llamadas “libre de avería particular”, amparan pérdidas razonablemente atribuibles a peligros propios del transporte: incendio o explosión, colisión, encalladura, zozobra o hundimiento de la nave, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, avería gruesa y gastos derivados de salvamento. Una vez que ocurre Ante una crisis súbita o emergencias generalizadas en el lugar de trabajo, la empresa debe contar con un protocolo de evacuación y métodos alternativos de comunicación ante posibles fallos de servicios, a fin de contactar con las personas o entidades pertinentes: asistencia médica y cuerpos de seguridad, personal de la empresa, clientes, obtención de suministros, compañía aseguradora, servicio técnico / reparación de equipos, embajada nacional, etc. Por otra parte, es preciso poner a prueba estos planes y actualizarlos con cierta frecuencia. Los empleados deben conocer muy bien los planes de contingencia y las responsabilidades y tareas asignadas a sustitutos, y debe establecerse un lugar de trabajo alternativo, o bien un plan temporal de teletrabajo en caso de daños severos a las instalaciones, o dificultades generalizadas para acceder al lugar de trabajo. En el caso de daños o pérdidas de mercancía en tránsito hacia su destino, el destinatario (o comprador) deberá llevar a cabo una inspección minuciosa de la mercancía, y reunir evidencia del daño, datos de la travesía, y los documentos necesarios para realizar la reclamación correspondiente lo antes; en el caso de transacciones CIF o CIP, el certificado emitido por el asegurador para el beneficiario deberá indicar el perito asignado en el destino del envío para contactar en caso de siniestro. Tras un siniestro o suceso que impacte en el funcionamiento normal de la empresa, el bienestar de los trabajadores, o la responsabilidad civil de la empresa, es preciso contar con un fondo para realizar reparaciones, o en casos extremos, repatriación de personal, mientras se realiza la reclamación y cobro del seguro. Algunas aseguradoras ofrecen como opción adicional la contratación de servicios de RRPP para empresas, a fin de gestionar críticas o sucesos que impacten en su imagen pública; de no ser así, es preciso informarse acerca de estos servicios por cuenta propia.ImprevistosImprevistos e internacionalización:Imprevistos e internacionalización: lista de comprobación Si en el emprendimiento dentro de casa no hay garantías, esta circunstancia se multiplica en el comercio exterior: desde problemas y tropiezos ante leyes y normativas distintas, circunstancias en la economía de la región que impacten en las ventas o encarezcan el suministro de recursos necesarios, hasta conflictos sociales o políticos en entornos con los que el directivo o trabajador extranjero no está familiarizado; por ello, un plan de acción ante imprevistos es fundamental dentro del plan general de una empresa, y en especial de una PyME, a fin de garantizar la productividad y los ingresos ante cualquier incidencia. Conviene recordar igualmente que la capacidad ante cualquier percance para garantizar la continuidad de las actividades, y de dar respuesta a las obligaciones contraídas contribuye a reforzar la imagen de empresa ante posibles inversores, bancos, aseguradores y clientes, en especial si otros competidores están menos preparados para las mismas dificultades, como ocurre en emergencias de ámbito nacional o regional. A fin de garantizar una respuesta adecuada dentro de los planes para imprevistos, todo debe ser tenido en cuenta, desde las situaciones de gravedad a más cotidiano: incidentes durante desplazamientos, ausencia de empleados por enfermedad u otros motivos, pequeños hurtos, desperfectos de maquinaria, etc. Un análisis en profundidad de las opciones disponibles en función de cada envío (características de la mercancía y su vulnerabilidad a robos o accidentes, cantidad/peso/volumen, valor de la factura), destino y cliente es un apartado al que a veces no se le presta la suficiente atención, por desconocimiento de los riesgos de la travesía, o del posible alcance de las pérdidas y responsabilidades en caso de contratiempos, entre otros factores; entre los riesgos más comunes están: • la probabilidad de demoras (que afectarán a productos perecederos) o incluso accidentes en redes viales desconocidas o inadecuadas • administración irregular de puertos marítimos y aeropuertos de entrada • alta incidencia de inseguridad ciudadana o actividades delictivas, que pueden poner en • peligro a los trabajadores, instalaciones y propiedad de la empresa, así como entorpecer las actividades de trabajo • alertas por desastres naturales, u otras circunstancias como dificultades causadas por afluencia masiva y desplazamientos en festividades anuales o por otras causas Conviene también tener presente que varios bancos pueden exigir para conceder una LC para transacciones internacionales, la contratación de una póliza para riesgos propios del trayecto o destino; o bien las condiciones de entrega estipuladas en el contrato de venta (CIF, CIP) imponen que el exportador obtenga un seguro a beneficio del comprador. Modalidades de cobertura En el marco común internacional de comercio por vía marítima (también aplicable al transporte terrestre o aéreo), es habitual utilizar las Institute Cargo Clauses, desde la cobertura más amplia (cláusulas “A”), cobertura más restringida (cláusulas “B”) hasta las cláusulas “C (menor cobertura de las tres). Importante: ninguna de estas cláusulas ampara riesgos políticos y sociales como actos terroristas, disturbios civiles, manifestaciones, huelgas o guerras, aunque puede hacerse mediante el pago de la sobreprima correspondiente para la inclusión de las cláusulas complementarias apropiadas.
Las cláusulas A, “a todo riesgo” (all-risks, aunque éste término no es del todo exacto); ampara la mayor gama de riesgos externos de daños y/o pérdida total o parcial de la mercancía: robos o pillaje, extravío, encalladura, accidente, volcadura o colisión del vehículo o nave, explosión e incendios, avería gruesa y gastos derivados de salvamento o de arribo a un puerto de socorro; desastres naturales (erupción volcánica, terremotos). No ampara demoras, desgaste o merma, deterioro por embalaje y acondicionamiento inadecuados, radioactividad, vicio propio de la mercancía, insolvencias, pérdida del mercado, y dolo o conducta premeditada del asegurado contraria a la buena fe, guerras, Las cláusulas B, “con avería particular”, cubre pérdidas ocasionadas por barrido de la carga en cubierta por el oleaje, sacrificio del cargamento, avería general y contribuciones resultantes, hundimiento, vuelco u otro accidente de la nave, incendio, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, o caída de bultos al mar durante al cargar y descargar. No cubre las exclusiones estipuladas por la cláusula A como exclusiones, así como tampoco cubre el robo, asalto o piratería. Las cláusulas C, también llamadas “libre de avería particular”, amparan pérdidas razonablemente atribuibles a peligros propios del transporte: incendio o explosión, colisión, encalladura, zozobra o hundimiento de la nave, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, avería gruesa y gastos derivados de salvamento. Una vez que ocurre Ante una crisis súbita o emergencias generalizadas en el lugar de trabajo, la empresa debe contar con un protocolo de evacuación y métodos alternativos de comunicación ante posibles fallos de servicios, a fin de contactar con las personas o entidades pertinentes: asistencia médica y cuerpos de seguridad, personal de la empresa, clientes, obtención de suministros, compañía aseguradora, servicio técnico / reparación de equipos, embajada nacional, etc. Por otra parte, es preciso poner a prueba estos planes y actualizarlos con cierta frecuencia. Los empleados deben conocer muy bien los planes de contingencia y las responsabilidades y tareas asignadas a sustitutos, y debe establecerse un lugar de trabajo alternativo, o bien un plan temporal de teletrabajo en caso de daños severos a las instalaciones, o dificultades generalizadas para acceder al lugar de trabajo. En el caso de daños o pérdidas de mercancía en tránsito hacia su destino, el destinatario (o comprador) deberá llevar a cabo una inspección minuciosa de la mercancía, y reunir evidencia del daño, datos de la travesía, y los documentos necesarios para realizar la reclamación correspondiente lo antes; en el caso de transacciones CIF o CIP, el certificado emitido por el asegurador para el beneficiario deberá indicar el perito asignado en el destino del envío para contactar en caso de siniestro. Tras un siniestro o suceso que impacte en el funcionamiento normal de la empresa, el bienestar de los trabajadores, o la responsabilidad civil de la empresa, es preciso contar con un fondo para realizar reparaciones, o en casos extremos, repatriación de personal, mientras se realiza la reclamación y cobro del seguro. Algunas aseguradoras ofrecen como opción adicional la contratación de servicios de RRPP para empresas, a fin de gestionar críticas o sucesos que impacten en su imagen pública; de no ser así, es preciso informarse acerca de estos servicios por cuenta propia. lista de comprobación Si en el emprendimiento dentro de casa no hay garantías, esta circunstancia se multiplica en el comercio exterior: desde problemas y tropiezos ante leyes y normativas distintas, circunstancias en la economía de la región que impacten en las ventas o encarezcan el suministro de recursos necesarios, hasta conflictos sociales o políticos en entornos con los que el directivo o trabajador extranjero no está familiarizado; por ello, un plan de acción ante imprevistos es fundamental dentro del plan general de una empresa, y en especial de una PyME, a fin de garantizar la productividad y los ingresos ante cualquier incidencia. Conviene recordar igualmente que la capacidad ante cualquier percance para garantizar la continuidad de las actividades, y de dar respuesta a las obligaciones contraídas contribuye a reforzar la imagen de empresa ante posibles inversores, bancos, aseguradores y clientes, en especial si otros competidores están menos preparados para las mismas dificultades, como ocurre en emergencias de ámbito nacional o regional. A fin de garantizar una respuesta adecuada dentro de los planes para imprevistos, todo debe ser tenido en cuenta, desde las situaciones de gravedad a más cotidiano: incidentes durante desplazamientos, ausencia de empleados por enfermedad u otros motivos, pequeños hurtos, desperfectos de maquinaria, etc. Un análisis en profundidad de las opciones disponibles en función de cada envío (características de la mercancía y su vulnerabilidad a robos o accidentes, cantidad/peso/volumen, valor de la factura), destino y cliente es un apartado al que a veces no se le presta la suficiente atención, por desconocimiento de los riesgos de la travesía, o del posible alcance de las pérdidas y responsabilidades en caso de contratiempos, entre otros factores; entre los riesgos más comunes están: • la probabilidad de demoras (que afectarán a productos perecederos) o incluso accidentes en redes viales desconocidas o inadecuadas • administración irregular de puertos marítimos y aeropuertos de entrada • alta incidencia de inseguridad ciudadana o actividades delictivas, que pueden poner en • peligro a los trabajadores, instalaciones y propiedad de la empresa, así como entorpecer las actividades de trabajo • alertas por desastres naturales, u otras circunstancias como dificultades causadas por afluencia masiva y desplazamientos en festividades anuales o por otras causas Conviene también tener presente que varios bancos pueden exigir para conceder una LC para transacciones internacionales, la contratación de una póliza para riesgos propios del trayecto o destino; o bien las condiciones de entrega estipuladas en el contrato de venta (CIF, CIP) imponen que el exportador obtenga un seguro a beneficio del comprador. Modalidades de cobertura En el marco común internacional de comercio por vía marítima (también aplicable al transporte terrestre o aéreo), es habitual utilizar las Institute Cargo Clauses, desde la cobertura más amplia (cláusulas “A”), cobertura más restringida (cláusulas “B”) hasta las cláusulas “C (menor cobertura de las tres). Importante: ninguna de estas cláusulas ampara riesgos políticos y sociales como actos terroristas, disturbios civiles, manifestaciones, huelgas o guerras, aunque puede hacerse mediante el pago de la sobreprima correspondiente para la inclusión de las cláusulas complementarias apropiadas.
Las cláusulas A, “a todo riesgo” (all-risks, aunque éste término no es del todo exacto); ampara la mayor gama de riesgos externos de daños y/o pérdida total o parcial de la mercancía: robos o pillaje, extravío, encalladura, accidente, volcadura o colisión del vehículo o nave, explosión e incendios, avería gruesa y gastos derivados de salvamento o de arribo a un puerto de socorro; desastres naturales (erupción volcánica, terremotos). No ampara demoras, desgaste o merma, deterioro por embalaje y acondicionamiento inadecuados, radioactividad, vicio propio de la mercancía, insolvencias, pérdida del mercado, y dolo o conducta premeditada del asegurado contraria a la buena fe, guerras, Las cláusulas B, “con avería particular”, cubre pérdidas ocasionadas por barrido de la carga en cubierta por el oleaje, sacrificio del cargamento, avería general y contribuciones resultantes, hundimiento, vuelco u otro accidente de la nave, incendio, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, o caída de bultos al mar durante al cargar y descargar. No cubre las exclusiones estipuladas por la cláusula A como exclusiones, así como tampoco cubre el robo, asalto o piratería. Las cláusulas C, también llamadas “libre de avería particular”, amparan pérdidas razonablemente atribuibles a peligros propios del transporte: incendio o explosión, colisión, encalladura, zozobra o hundimiento de la nave, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, avería gruesa y gastos derivados de salvamento. Una vez que ocurre Ante una crisis súbita o emergencias generalizadas en el lugar de trabajo, la empresa debe contar con un protocolo de evacuación y métodos alternativos de comunicación ante posibles fallos de servicios, a fin de contactar con las personas o entidades pertinentes: asistencia médica y cuerpos de seguridad, personal de la empresa, clientes, obtención de suministros, compañía aseguradora, servicio técnico / reparación de equipos, embajada nacional, etc. Por otra parte, es preciso poner a prueba estos planes y actualizarlos con cierta frecuencia. Los empleados deben conocer muy bien los planes de contingencia y las responsabilidades y tareas asignadas a sustitutos, y debe establecerse un lugar de trabajo alternativo, o bien un plan temporal de teletrabajo en caso de daños severos a las instalaciones, o dificultades generalizadas para acceder al lugar de trabajo. En el caso de daños o pérdidas de mercancía en tránsito hacia su destino, el destinatario (o comprador) deberá llevar a cabo una inspección minuciosa de la mercancía, y reunir evidencia del daño, datos de la travesía, y los documentos necesarios para realizar la reclamación correspondiente lo antes; en el caso de transacciones CIF o CIP, el certificado emitido por el asegurador para el beneficiario deberá indicar el perito asignado en el destino del envío para contactar en caso de siniestro. Tras un siniestro o suceso que impacte en el funcionamiento normal de la empresa, el bienestar de los trabajadores, o la responsabilidad civil de la empresa, es preciso contar con un fondo para realizar reparaciones, o en casos extremos, repatriación de personal, mientras se realiza la reclamación y cobro del seguro. Algunas aseguradoras ofrecen como opción adicional la contratación de servicios de RRPP para empresas, a fin de gestionar críticas o sucesos que impacten en su imagen pública; de no ser así, es preciso informarse acerca de estos servicios por cuenta propia.internacionalización: lista de comprobación Si en el emprendimiento dentro de casa no hay garantías, esta circunstancia se multiplica en el comercio exterior: desde problemas y tropiezos ante leyes y normativas distintas, circunstancias en la economía de la región que impacten en las ventas o encarezcan el suministro de recursos necesarios, hasta conflictos sociales o políticos en entornos con los que el directivo o trabajador extranjero no está familiarizado; por ello, un plan de acción ante imprevistos es fundamental dentro del plan general de una empresa, y en especial de una PyME, a fin de garantizar la productividad y los ingresos ante cualquier incidencia. Conviene recordar igualmente que la capacidad ante cualquier percance para garantizar la continuidad de las actividades, y de dar respuesta a las obligaciones contraídas contribuye a reforzar la imagen de empresa ante posibles inversores, bancos, aseguradores y clientes, en especial si otros competidores están menos preparados para las mismas dificultades, como ocurre en emergencias de ámbito nacional o regional. A fin de garantizar una respuesta adecuada dentro de los planes para imprevistos, todo debe ser tenido en cuenta, desde las situaciones de gravedad a más cotidiano: incidentes durante desplazamientos, ausencia de empleados por enfermedad u otros motivos, pequeños hurtos, desperfectos de maquinaria, etc. Un análisis en profundidad de las opciones disponibles en función de cada envío (características de la mercancía y su vulnerabilidad a robos o accidentes, cantidad/peso/volumen, valor de la factura), destino y cliente es un apartado al que a veces no se le presta la suficiente atención, por desconocimiento de los riesgos de la travesía, o del posible alcance de las pérdidas y responsabilidades en caso de contratiempos, entre otros factores; entre los riesgos más comunes están: • la probabilidad de demoras (que afectarán a productos perecederos) o incluso accidentes en redes viales desconocidas o inadecuadas • administración irregular de puertos marítimos y aeropuertos de entrada • alta incidencia de inseguridad ciudadana o actividades delictivas, que pueden poner en • peligro a los trabajadores, instalaciones y propiedad de la empresa, así como entorpecer las actividades de trabajo • alertas por desastres naturales, u otras circunstancias como dificultades causadas por afluencia masiva y desplazamientos en festividades anuales o por otras causas Conviene también tener presente que varios bancos pueden exigir para conceder una LC para transacciones internacionales, la contratación de una póliza para riesgos propios del trayecto o destino; o bien las condiciones de entrega estipuladas en el contrato de venta (CIF, CIP) imponen que el exportador obtenga un seguro a beneficio del comprador. Modalidades de cobertura En el marco común internacional de comercio por vía marítima (también aplicable al transporte terrestre o aéreo), es habitual utilizar las Institute Cargo Clauses, desde la cobertura más amplia (cláusulas “A”), cobertura más restringida (cláusulas “B”) hasta las cláusulas “C (menor cobertura de las tres). Importante: ninguna de estas cláusulas ampara riesgos políticos y sociales como actos terroristas, disturbios civiles, manifestaciones, huelgas o guerras, aunque puede hacerse mediante el pago de la sobreprima correspondiente para la inclusión de las cláusulas complementarias apropiadas.
Las cláusulas A, “a todo riesgo” (all-risks, aunque éste término no es del todo exacto); ampara la mayor gama de riesgos externos de daños y/o pérdida total o parcial de la mercancía: robos o pillaje, extravío, encalladura, accidente, volcadura o colisión del vehículo o nave, explosión e incendios, avería gruesa y gastos derivados de salvamento o de arribo a un puerto de socorro; desastres naturales (erupción volcánica, terremotos). No ampara demoras, desgaste o merma, deterioro por embalaje y acondicionamiento inadecuados, radioactividad, vicio propio de la mercancía, insolvencias, pérdida del mercado, y dolo o conducta premeditada del asegurado contraria a la buena fe, guerras, Las cláusulas B, “con avería particular”, cubre pérdidas ocasionadas por barrido de la carga en cubierta por el oleaje, sacrificio del cargamento, avería general y contribuciones resultantes, hundimiento, vuelco u otro accidente de la nave, incendio, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, o caída de bultos al mar durante al cargar y descargar. No cubre las exclusiones estipuladas por la cláusula A como exclusiones, así como tampoco cubre el robo, asalto o piratería. Las cláusulas C, también llamadas “libre de avería particular”, amparan pérdidas razonablemente atribuibles a peligros propios del transporte: incendio o explosión, colisión, encalladura, zozobra o hundimiento de la nave, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, avería gruesa y gastos derivados de salvamento. Una vez que ocurre Ante una crisis súbita o emergencias generalizadas en el lugar de trabajo, la empresa debe contar con un protocolo de evacuación y métodos alternativos de comunicación ante posibles fallos de servicios, a fin de contactar con las personas o entidades pertinentes: asistencia médica y cuerpos de seguridad, personal de la empresa, clientes, obtención de suministros, compañía aseguradora, servicio técnico / reparación de equipos, embajada nacional, etc. Por otra parte, es preciso poner a prueba estos planes y actualizarlos con cierta frecuencia. Los empleados deben conocer muy bien los planes de contingencia y las responsabilidades y tareas asignadas a sustitutos, y debe establecerse un lugar de trabajo alternativo, o bien un plan temporal de teletrabajo en caso de daños severos a las instalaciones, o dificultades generalizadas para acceder al lugar de trabajo. En el caso de daños o pérdidas de mercancía en tránsito hacia su destino, el destinatario (o comprador) deberá llevar a cabo una inspección minuciosa de la mercancía, y reunir evidencia del daño, datos de la travesía, y los documentos necesarios para realizar la reclamación correspondiente lo antes; en el caso de transacciones CIF o CIP, el certificado emitido por el asegurador para el beneficiario deberá indicar el perito asignado en el destino del envío para contactar en caso de siniestro. Tras un siniestro o suceso que impacte en el funcionamiento normal de la empresa, el bienestar de los trabajadores, o la responsabilidad civil de la empresa, es preciso contar con un fondo para realizar reparaciones, o en casos extremos, repatriación de personal, mientras se realiza la reclamación y cobro del seguro. Algunas aseguradoras ofrecen como opción adicional la contratación de servicios de RRPP para empresas, a fin de gestionar críticas o sucesos que impacten en su imagen pública; de no ser así, es preciso informarse acerca de estos servicios por cuenta propia.Imprevistos e internacionalización: lista de comprobación Si en el emprendimiento dentro de casa no hay garantías, esta circunstancia se multiplica en el comercio exterior: desde problemas y tropiezos ante leyes y normativas distintas, circunstancias en la economía de la región que impacten en las ventas o encarezcan el suministro de recursos necesarios, hasta conflictos sociales o políticos en entornos con los que el directivo o trabajador extranjero no está familiarizado; por ello, un plan de acción ante imprevistos es fundamental dentro del plan general de una empresa, y en especial de una PyME, a fin de garantizar la productividad y los ingresos ante cualquier incidencia. Conviene recordar igualmente que la capacidad ante cualquier percance para garantizar la continuidad de las actividades, y de dar respuesta a las obligaciones contraídas contribuye a reforzar la imagen de empresa ante posibles inversores, bancos, aseguradores y clientes, en especial si otros competidores están menos preparados para las mismas dificultades, como ocurre en emergencias de ámbito nacional o regional. A fin de garantizar una respuesta adecuada dentro de los planes para imprevistos, todo debe ser tenido en cuenta, desde las situaciones de gravedad a más cotidiano: incidentes durante desplazamientos, ausencia de empleados por enfermedad u otros motivos, pequeños hurtos, desperfectos de maquinaria, etc. Un análisis en profundidad de las opciones disponibles en función de cada envío (características de la mercancía y su vulnerabilidad a robos o accidentes, cantidad/peso/volumen, valor de la factura), destino y cliente es un apartado al que a veces no se le presta la suficiente atención, por desconocimiento de los riesgos de la travesía, o del posible alcance de las pérdidas y responsabilidades en caso de contratiempos, entre otros factores; entre los riesgos más comunes están: • la probabilidad de demoras (que afectarán a productos perecederos) o incluso accidentes en redes viales desconocidas o inadecuadas • administración irregular de puertos marítimos y aeropuertos de entrada • alta incidencia de inseguridad ciudadana o actividades delictivas, que pueden poner en • peligro a los trabajadores, instalaciones y propiedad de la empresa, así como entorpecer las actividades de trabajo • alertas por desastres naturales, u otras circunstancias como dificultades causadas por afluencia masiva y desplazamientos en festividades anuales o por otras causas Conviene también tener presente que varios bancos pueden exigir para conceder una LC para transacciones internacionales, la contratación de una póliza para riesgos propios del trayecto o destino; o bien las condiciones de entrega estipuladas en el contrato de venta (CIF, CIP) imponen que el exportador obtenga un seguro a beneficio del comprador. Modalidades de cobertura En el marco común internacional de comercio por vía marítima (también aplicable al transporte terrestre o aéreo), es habitual utilizar las Institute Cargo Clauses, desde la cobertura más amplia (cláusulas “A”), cobertura más restringida (cláusulas “B”) hasta las cláusulas “C (menor cobertura de las tres). Importante: ninguna de estas cláusulas ampara riesgos políticos y sociales como actos terroristas, disturbios civiles, manifestaciones, huelgas o guerras, aunque puede hacerse mediante el pago de la sobreprima correspondiente para la inclusión de las cláusulas complementarias apropiadas.
Las cláusulas A, “a todo riesgo” (all-risks, aunque éste término no es del todo exacto); ampara la mayor gama de riesgos externos de daños y/o pérdida total o parcial de la mercancía: robos o pillaje, extravío, encalladura, accidente, volcadura o colisión del vehículo o nave, explosión e incendios, avería gruesa y gastos derivados de salvamento o de arribo a un puerto de socorro; desastres naturales (erupción volcánica, terremotos). No ampara demoras, desgaste o merma, deterioro por embalaje y acondicionamiento inadecuados, radioactividad, vicio propio de la mercancía, insolvencias, pérdida del mercado, y dolo o conducta premeditada del asegurado contraria a la buena fe, guerras, Las cláusulas B, “con avería particular”, cubre pérdidas ocasionadas por barrido de la carga en cubierta por el oleaje, sacrificio del cargamento, avería general y contribuciones resultantes, hundimiento, vuelco u otro accidente de la nave, incendio, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, o caída de bultos al mar durante al cargar y descargar. No cubre las exclusiones estipuladas por la cláusula A como exclusiones, así como tampoco cubre el robo, asalto o piratería. Las cláusulas C, también llamadas “libre de avería particular”, amparan pérdidas razonablemente atribuibles a peligros propios del transporte: incendio o explosión, colisión, encalladura, zozobra o hundimiento de la nave, descarga de la mercancía en un puerto de socorro, avería gruesa y gastos derivados de salvamento. Una vez que ocurre Ante una crisis súbita o emergencias generalizadas en el lugar de trabajo, la empresa debe contar con un protocolo de evacuación y métodos alternativos de comunicación ante posibles fallos de servicios, a fin de contactar con las personas o entidades pertinentes: asistencia médica y cuerpos de seguridad, personal de la empresa, clientes, obtención de suministros, compañía aseguradora, servicio técnico / reparación de equipos, embajada nacional, etc. Por otra parte, es preciso poner a prueba estos planes y actualizarlos con cierta frecuencia. Los empleados deben conocer muy bien los planes de contingencia y las responsabilidades y tareas asignadas a sustitutos, y debe establecerse un lugar de trabajo alternativo, o bien un plan temporal de teletrabajo en caso de daños severos a las instalaciones, o dificultades generalizadas para acceder al lugar de trabajo. En el caso de daños o pérdidas de mercancía en tránsito hacia su destino, el destinatario (o comprador) deberá llevar a cabo una inspección minuciosa de la mercancía, y reunir evidencia del daño, datos de la travesía, y los documentos necesarios para realizar la reclamación correspondiente lo antes; en el caso de transacciones CIF o CIP, el certificado emitido por el asegurador para el beneficiario deberá indicar el perito asignado en el destino del envío para contactar en caso de siniestro. Tras un siniestro o suceso que impacte en el funcionamiento normal de la empresa, el bienestar de los trabajadores, o la responsabilidad civil de la empresa, es preciso contar con un fondo para realizar reparaciones, o en casos extremos, repatriación de personal, mientras se realiza la reclamación y cobro del seguro. Algunas aseguradoras ofrecen como opción adicional la contratación de servicios de RRPP para empresas, a fin de gestionar críticas o sucesos que impacten en su imagen pública; de no ser así, es preciso informarse acerca de estos servicios por cuenta propia