Todo el mundo, o casi todo, sabe lo que es el dinero; otra cuestión distinta es saber si se conoce qué valor tiene en realidad, o cómo funciona el sistema. Desde que el presidente Nixon anunciara el final del patrón oro en Estados Unidos respecto al dólar en 1971, el dinero pasó a ser lo que se denomina fiduciario, que no es otra cosa que tener valor por el respaldo soberano de los países, en el caso de euros de la Unión Europea (sólo la monetaria), y sus respectivos bancos centrales. Podríamos entonces decir que la moneda tiene un dueño, que decide sobre cantidad en circulación y el tipo de interés para el mercado.
He aquí, que en Enero de 2009 se produce un fenómeno que supone cuando menos un cambio en la percepción de las posibilidades con respecto a las monedas. Nace la red P2P de Bitcoin, con la publicación del primer “código abierto” (código visible para todos) y la creación de los primeros bitcoins. Esto significa que a partir de ese momento, es posible hacer pagos entre agentes sin usar la moneda oficial de turno, y sin la intervención de entidad intermediaria.
El bitcoin es posiblemente la más conocida de las criptomonedas, aunque hay otras, y desde esa fecha el fenómeno ha causado reacciones varias en el mundo, pues es un claro cambio respecto a las posibilidades, no siendo en muchos casos del agrado de la “oficialidad”.
De forma común, se denomina “dinero digital”; no está respaldado por ningún gobierno, ni por ningún banco central, y aprovecha las posibilidades de las nuevas tecnologías y la red, para realizar intercambios, siendo lo más novedoso lo comentado sobre intermediarios; sabemos que si yo quiero hacer un pago a otra persona de cualquier mercancía o servicio, ordeno una transferencia (o emito un cheque) a mi entidad, y esta hará llegar a la entidad del beneficiario el dinero para que se le abone. Con este protocolo de Bitcoin, el envío es directo de uno a otro. Existe un libro de registro, público y abierto dónde se anotan todas las transacciones, y su registro no se puede eliminar, una vez confirmadas.
Este protocolo está basado en lo que se denomina tecnología Blockchain (cadena de bloques); de forma muy resumida, ya que es algo complejo, esto se basa en que un usuario, que dispone de una cartera electrónica con claves criptográficas, envía una transacción para pagar, a una red de máquinas que tratan de descifrar esos códigos para validar la transacción. En las operaciones con las monedas oficiales, existe, para entendernos, como un ordenador central, y este acumula las operaciones de forma centralizada. Con esta tecnología no funciona así. La red tiene que validar la transacción que envía un usuario; cuando una de estas máquinas descifra el código, envía señal al resto a las que está conectada para que la validen, y de esa forma se realice la transacción. Son los llamados mineros. Por esto se dice que esta tecnología es más segura. La recompensa que tienen es precisamente recibir bitcoins, lo que ha hecho que hay personas que invierten en estas máquinas para generar ingresos de forma pasiva. Además, ya existen cajeros dónde puedes desde tu cuenta en bitcoins sacar euros o dólares.
Pero más que esto, lo que me lleva tiempo llamando la atención es la evolución de esta criptomoneda, pues si observamos, ha tenido un claro comportamiento de burbuja. Y para mostrarlo bastaría con ver el gráfico de su cotización histórica respecto al dólar por ejemplo:
Del periodo del 2010 al 2017, practicamente tenemos es una cotización plana, mientras que del 2018 a la fecha actual (2021) se ha casi duplicado su valor, como muestra el gráfico. La cuestión es que del período del 2017 al 2018 incrementó de manera potencial que tardó solo algunos meses, observando que en el 2019 presentó un declive notorio. Sin embargo, el precio de mercado se ha mantenido con grandes y constantes cambios de valor en estos últimos meses, hasta llegar a los primeros días del presente año dónde se produce esa subida sobresaliente que logró alcanzar la cotización hasta casi 34.047 dólares por cada bitcoin.
Y claro, cuando esto pasó a inicios del periodo (2010), hubo mucho titular de prensa en esas fechas, alardeando del estallido de la burbuja, porque siempre se mostraron contrarios a esta moneda.
A mi juicio, el problema es que hasta la fecha quizá ha podido estar más que desvirtuada la funcionalidad de las criptomonedas. El dinero no es más que una herramienta que nos facilita mucho el intercambio de bienes y servicios. Por tanto, esas variaciones que muestra la gráfica en su cotización respecto al USD, yo creo que no hubiesen sido posibles si verdaderamente el uso hubiese sido ese. Pero la realidad de hoy en día, es que ha sido usado como un vehículo de inversión y especulación en un porcentaje altísimo. Según alguna información en internet, sólo el 1% de las transacciones en bitcoins, son para pagos de bienes y servicios.
Aunque las cosas están cambiando, pues ya hay importantísimas empresas en todo el mundo que aceptan los pagos en criptomonedas, como Microsoft y Dell, y algunas otras adaptando sus sistemas para aceptarlas. También los gobiernos están tomando medidas en cierta forma regulatorias de usos, porque la moneda no les pertenece y otra cosa no pueden hacer.
Resumiendo podríamos decir que existen ciertas ventajas que podría tener esta moneda respecto al dinero fiduciario. Una de ellas podría ser que al contrario de lo que ocurre con dólares, euros o yenes que tienen un marcado carácter inflacionario por la continua emisión de dinero de sus bancos centrales, bitcoin sería una moneda deflacionaria, puesto que el tope máximo que habrá en circulación en base al protocolo que se creó, será de 21 millones de unidades (que pueden ser fraccionadas). La eliminación de intermediarios para realizar transacciones es vista como otra de las ventajas.
Como contrapartida a día de hoy, existe una especulación como vehículo de inversión que le hace ser muy volátil; el dinero fiduciario actual tiene “respaldo” de los estados, mientras que el bitcoin tendría el de la red y la tecnología, que en principio puede generar bastantes más dudas, pues además ha habido un par de casos de robo; y también hay otro problema que tiene que ver con el anonimato, pues se pueden poseer carteras y hacer pagos de forma anónima o mediante pseudónimos, lo que ha sido objeto de investigaciones por blanqueo y financiación de terrorismo.
Habrá que estar atento a la evolución; el bitcoin y las demás criptomonedas cumplen con las condiciones para ser consideras monedas en el sentido que las conocemos, y es más que posible que cambien la relación entre los ciudadanos y con el resto de monedas fiduciarias.
"Artículo extraído del Nº XX de la Revista de la Asociación de Antiguos Alumnos de ENAE Business School".
Autor: Pedro García López
Alumno de la edición X del Máster en Dirección Financiera
Alumno de la edición XX del Máster en Asesoría Fiscal.
Director General Factor Financiero
El autor de este artículo, Pedro José García López, colaboró con ENAE en un interesante webinar sobre la gestión financiera de las pequeñas y medianas empresas así como de los profesionales.
Desde aquí podrás disfrutar del vídeo completo donde se habló de cómo la crisis sanitaria de la pandemia ha conducido a que muchas pymes y autónomos se pregunten cuánto tiempo podrán sobrevivir a la situación actual, o si van a necesitar ayuda financiera para superar este difícil período. En este webinar se abordaron los siguientes temas y consejos: