"La inestabilidad económica dispara el valor del bitcoin: un 239% en dos meses"
La inestabilidad económica y las pesimistas previsiones que avanzan los bancos centrales, el Fondo Monetario Internacional y la OCDE están provocando una avalancha de demanda de criptomonedas, especialmente bitcoin, que en poco más de dos meses se ha revalorizado un 139% hasta alcanzar los 47.514 dólares norteamericanos (USD), frente a los 19.800 registrados el pasado 1 de diciembre.
Desde ese momento, prácticamente cada día su valor ha roto techo firmando un nuevo máximo histórico.
Cuando surgió esta criptomoneda en enero de 2009 carecía de valor. Apenas fue utilizada como pasatiempo por los amantes de la criptografía y su primera subasta en marzo de 2010 no encontró compradores pese a que se ponían a rodar 10.000 bitcoins (BTC) por ¡50 dólares! Hoy, aquellas primeras monedas virtuales tendrían un valor de 475 millones de dólares.
La primera compra con BTC tuvo lugar en mayo del mismo año (2010) en Florida. Un programador informático llamado Laszlo Hanyecz pagó 10.000 bitcoins por dos pizzas. En este momento hubiese podido invitar a pizza a toda la población de Madrid (6,6 millones) durante cinco días o a todos los vecinos de la Región de Murcia durante tres semanas.
Ni siquiera está claro quién el ideó bitcoin. Se le atribuye a Satoshi Nakamoto, pero bien podría ser el pseudónimo de un grupo de personas que desarrolló un código fuente que sirviera como moneda digital.
Este japonés creyó –o creyeron- que el valor de las monedas ya era artificial en tanto Estados Unidos había renunciado treinta años antes a usar el oro como patrón de referencia. Es decir: tanto oro tienes, tanta moneda puedes generar. Así, desde entonces cada banco central podía emitir moneda basada en su teórica producción de bienes y servicios (PIB). Pero, ¿qué ocurría si no era así y cada país ponía en marcha la máquina de fabricar moneda según su capricho? La economía sería irreal.
El bitcoin vendría a solucionar ese problema respaldando la nueva moneda con una base de datos dispersa en la red y encadenada entre sí. Nadie por tanto tendría el poder de manipular su valor provocando sobrevaloraciones o devaluaciones, e inflaciones y deflaciones de precios.
Así, serían los miembros de esa estructura de datos los que, como ‘cadena de bloques’ (blockchain), fijarían el valor del bitcoin en función de la demanda y de la capacidad de compra de cada unidad o o sus divisiones (satoshis = 100.000.000 de 'céntimos'). Como no existiría una organización concreta ni banco central detrás de la moneda, los ‘bloques’ (‘nodos’) actuarían como un grupo entre iguales y desconocidos entre sí los que irían determinando su valor.
Estos hechos han generado que el bitcoin (igual que otras criptomonedas) genere tantas adhesiones como rechazos.
Lo cierto en cualquier caso es que en 2021 el valor del bitcoin ha alcanzado máximos históricos. La principal razón es que ante unas economías debilitadas debido a la pandemia muchos inversiones quieres salvaguardar sus fondos en este tipo de monedas como antes pudieron hacerlo sobre el valor del oro.
Piensan que mientras el dólar, el euro o el yen puede caer como lo hace el Producto Interior Bruto de sus países, el bitcoin es seguro por una razón esencial: nunca se emitirán más de 21 millones de bitcoin. Así pues, esta moneda tendrá tanto valor como lo que puedas comprar con ella, que a fecha de hoy sería cerca de un billón (europeo) de dólares.
La moneda no existe físicamente, solo son números en cuentas virtuales con las que puede operarse electrónicamente o convertirse en 'papel' efectivo y físico de la moneda que se quiera a través de los innumerables cajeros que cada día proliferan en las calles y entidades financieras de medio mundo.
Aparentemente las operaciones están garantizadas por cuanto la ‘cadena de bloques’ certifica (“entre comillas”) que se poseen estos bitcoin y pueden ser convertibles. De todas formas, la operación más concreta y directa es: compro bitcoin y hago transacción en bitcoin. Nadie ha ‘tocado’ el dinero y nadie puede manipular su valor.
Este tipo de moneda, como virtual que es, fluctúa también por las noticias que sobre ella circulen. Es decir, el descubrimiento de un fraude en bitcoin o su uso para el blanqueo de dinero ilícito redundará en su depreciación, pues los inversores venderán con la creencia de que seguirá bajando.
Por el contrario, la marcha económica y las coyunturas actuales en las principales economías del mundo, marcarán que la moneda virtual sea considerada un valor seguro y, por tanto, su demanda aumentará y así su valor.
Los economistas no se ponen de acuerdo. Es imposible saber a ciencia cierta qué se avecina y los gobiernos mundiales y bancos centrales opinan de distinta forma. Sus precursores sostienen que por sus características y alta demanda debe incluirse en su sistema fiscal y financiero. Otros, en cambio, valoran la posibilidad de prohibir su uso. España está dentro del primer grupo.
De hecho, la ministra de Hacienda española, María Jesús Montero, ha anunciado que aumentará los controles sobre las criptomonedas y exigirá a los contribuyentes españoles que en las próximas declaraciones de renta se incluyan inversiones, pagos y volúmenes de divisas digitales.
Así, y a falta de concretar modelos, los bitcoines, los ethereums y ripples, entre otras, deberán incorporarse al resto de bienes de cada cual. La fórmula está aún en discusión, aunque podría realizarse mediante el ‘modelo 720’ sobre bienes y derechos en el exterior. Y ahí está el problema: si la moneda está en el aire, en la red, etc… ¿qué país la posee? pues no tiene ningún lugar de residencia. Lo único cierto es que la posesión de estas monedas y su tratamiento fiscal está en el limbo.
Como en otro tipo de activos, la compra de bitcoin puede realizarse a través de bróker, que será el intermediario financiero entre el comprador y el vendedor, previo pago de su correspondiente comisión.
Existen bróker electrónicos, cuyas comisiones suelen ser menores y el resultado finalmente el mismo. Incluso existen bróker especializados en monedas virtuales que realizan las operaciones mediante programas especializados y cuya operación se refleja en el ordenador, el monedero digital o en dispositivos físicos (similares a un pendrive)
La siguiente fórmula es hacerlo a través de un cajero automático de monedas virtuales (en la Región de Murcia hay varios) y la fórmula es sencilla: se elige la opción compra o venta, el tipo de moneda que se ofrece y el importe que desea retirarse o depositarse.
Si se realiza una compra es preciso especificar la dirección donde recibirá los fondos. E incluso si no se posee, el cajero suele dar la opción de crear una cuenta bitcoin con clave QR y una clave privada. Después de realizar la compra deberá ingresar el dinero correspondiente en efectivo.
Si el deseo es vender y recibir dinero en efectivo, la operación será entonces a la inversa. El dinero se transfiere desde el monedero bitcoin a una dirección que indicará el cajero. También se mostrará un código QR y después de que se confirme la operación, el usuario recibirá el efectivo que corresponda.