Actualmente se observa una tendencia en las empresas de tener una imagen más amigable con el medio ambiente y más responsable con el uso de la energía. Sin embargo, a la responsabilidad social empresarial (RSE) le queda todavía un largo camino que recorrer, ya que la mayoría de las empresas todavía sigue en un modelo anticuado de gestión. Es decir, la creación de valor para el accionista, definida ésta como la ganancia derivada del exceso de la rentabilidad obtenida del capital invertido. Sin embargo, en los tiempos actuales, no es suficiente orientar la gestión de la empresa para satisfacer el interés del accionista. Ya que, determinados cambios en el entorno social y económico de las empresas están poniendo de manifiesto la necesidad de orientar la creación de valor a todos los grupos de interés. Es decir, empezar por la creación de valor a los propios trabajadores (clientes internos), también a los clientes externos, proveedores, intermediarios y a la sociedad en general. Por ello la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) está teniendo tanto protagonismo en estos últimos años ya que genera un nuevo modelo de gestión empresarial, que es más cuidadoso en cualquier ámbito de valor estratégico y presta a una especial atención a sus grupos de interés.
Este nuevo modelo empresarial, se debe en gran medida al papel que la RSE juega a la hora de responder a los retos presentes y futuros de la sociedad. Estos retos son motivados por mega tendencias como por ejemplo la conservación de la energía y la protección del clima, o también por llevar adelante propuestas de solidaridad y compromiso social.
Pedro Juan Martín Castejón
Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa de la Universidad de Murcia