por Nieves Ibáñez, directora financiera de la Fundación Universidad Empresa de la Región de Murcia y profesora de ENAE Business School
Tras la estación estival comenzaremos el periodo habitual en que empresas, administraciones públicas y organizaciones de todo tipo, debieran determinar sus objetivos y planificación para el próximo ejercicio; cuantificándolo en sus correspondientes presupuestos.
Esta actividad debe de tener especial importancia en estos momentos, dada la grave crisis que nos afecta a todos. Prever antes de que finalice 2012 qué nos puede deparar 2013 no es una cuestión baladí.
Entre las diferentes técnicas presupuestarias nos encontramos con el presupuesto base cero. Se puede aplicar tanto en el ámbito empresarial como en las administraciones públicas. Al adentrarnos en su definición, podemos apreciar que se aproxima más a una cuestión de principios o filosófica, más que a una técnica en sí.
Consiste en realizar los presupuestos del próximo ejercicio sin tomar en consideración las experiencias habidas anteriormente. Es especialmente útil ante subidas de precios, exigencias de cambios, y aumento de costes.
Se trata de partir de cero cada año, de modo que se vuelvan a justificar todas las partidas del nuevo presupuesto y no se cuantifique, sin más, en base a históricos con una variación sobre los datos del año anterior. Para ello, se precisa que cada gestor o responsable justifique detalladamente la totalidad de sus peticiones presupuestarias, debiendo acreditar la necesidad de cada importe a gastar. Así como los beneficios que se espera obtener al acometer dichos gastos.
De este modo, podemos establecer un orden de prelación entre las diferentes actividades a acometer de acuerdo con el beneficio que aporte y teniendo en cuenta su importancia dentro del contexto global de la organización.
Se suprimen actividades repetitivas e innecesarias, y se favorece la reducción de costes dentro del contexto global de la empresa, algo totalmente necesario en la actual situación de crisis generalizada.
Si bien es cierto que al preparar el presupuesto se desencadena una competencia entre los distintos departamentos para lograr la mayor parte posible de los limitados recursos financieros disponibles.
Se trata de un sistema que resulta muy costoso y con información extemporánea, pero que sirve para evitar vicios y repeticiones en los costes asumidos por cualquier organización. Requiere realizar una revisión a fondo de la estructura organizativa en función de sus costes y resultados.
En 1979, el entonces presidente de los Estados Unidos Carter, instauró esta técnica de elaboración del presupuesto en su Administración Federal. La mayor ventaja de esta técnica reside en la unión que produce entre las funciones de reestructuración y presupuestación en la organización en que se aplica.
Por todo ello, entendemos que sería el modelo adecuado para eliminar ineficiencias, ajustar los costes y revisar en profundidad todo el canal de gasto de una empresa o administración pública, que se incardinaría tan sólo en función de los resultados previstos.