Sexo, raza u origen… y edad. Estas son las tres principales razones por las que son descartados la mayoría de los aspirantes a un empleo. Así lo constatan fuentes oficiales y otras como la Fundación Adecco. Precisamente, un estudio elaborado por esta empresa de trabajo personal concluía que el 85% de los currículum presentados por trabajadores mayores de 55 años eran rechazados automáticamente.
La última Encuesta de Población Activa elaborada por el Instituto Nacional de Estadística relativa al primer trimestre de 2021 arroja unos datos sorprendentes y rompe una racha de anteriores EPAs. Así, muestra cómo de enero a marzo el desempleo se había reducido en 28.000 hombres, en tanto había aumentado en 37.700 si se trata de trabajadoras mujeres. De esta forma, la tasa de paro masculina había descendido hasta el 14,07% mientras que la femenina lo hacía hasta el 18,13%.
Este ‘fenómeno’ es debido a que el número de mujeres activas bajó en 90.500 y el de hombres en 112.900.
Por nacionalidades, el paro bajó en este trimestre en 24.100 entre los españoles, mientras que aumentaba en 41.800 entre los extranjeros. Con estas cifras la tasa de desempleo de la población española es del 14,40% y la de la población extranjera del 26,19%.
En cuanto a la edad, la EPA determina descensos del paro en 24.100 entre las personas menores de 25 años, y de 55.300 en trabajadores de entre 25 y 54 años. Por el contrario, el número de parados sube en 10.900 entre los 55 y más años.
Estos datos evidencian cómo el desempleo afecta en mayor medida a los trabajadores de 55 años o más, que asimismo son los que presentan un paro de larga duración y dificulta su reingreso al mundo laboral. De hecho, este desempleo de larga duración se ha duplicado en la última década.
Los departamentos de recursos humanos, así como los cazatalentos (headhunter), niegan que exista una discriminación por razones de edad. Sin embargo, consciente o inconscientemente pocos procesos de selección son superados por profesionales que hayan rebasado la cincuentena.
Solo en ocasiones se le indica al candidato que su solicitud ha sido desestimada por “sobrecualificación”, cuando lo que subyace es que la empresa busca un “júnior” al que moldear con las características de la empresa y, de la misma forma, ofrecer un menor salario. Otra razón decisiva es que mientras la vida laboral de un mayor de 55 años será de un máximo de dos décadas, el júnior tiene mucha carrera por delante.
La Organización Mundial de la Salud presentaba recientemente el primer informe sobre el “edadismo”, definido como los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo nos sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) contra las personas debido a su edad.
En este informe se señala que la edad es una de las primeras observaciones que se hace de otra persona y la discriminación por edad “tiene consecuencias graves para la salud, el bienestar y los derechos humanos”.
El estudio de la OMS fue realizado en colaboración con la Oficina de Derechos Humanos, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales y el Fondo de Población, tres agencias de Naciones Unidas que pretendían evidenciar el aumento de la discriminación por edad tanto hacia las personas más mayores como hacia los más jóvenes.
En el mundo laboral, esta discriminación no reconocida se produce en la mayoría de las ocasiones por la imagen. Hay empresas que consideran que un trabajador más mayor aporta peor imagen a la compañía que otro joven, vinculando juventud con innovación y frescura.
La tasa de desempleo entre los mayores de 50 años ronda el 15%. De estos parados, seis de cada diez acumula un año o más en situación de desempleo, lo que está conllevando a lo que los expertos denominan “cronificación extrema”.
El citado informe Adecco basado en encuestas a profesionales de recursos humanos, revela que al menos cuatro de cada diez de los encuestados reconocían que la edad les genera dudas para contratar.
Casi ocho de cada diez de estos profesionales piensan que los trabajadores de mayor edad pueden generar más absentismo laboral por problemas de salud; un 66% de los encuestados teme que estos trabajadores de más de 50 o 55 años tendrán dificultades para encajar en una plantilla más joven; y un 25% considera que su preparación no estará adaptada a los nuevos entornos laborales y conocimientos tecnológicos.
Además de esto, una respuesta muy común entre los encuestados para no contratar a mayores es, como se ha indicado, la mayor remuneración que, consideran, reclamará un trabajador sénior.
La OMS propone tres estrategias para acabar con esta discriminación laboral por la edad: política y legislación, intervención educativa y contactos intergeneracionales.
Los autores del informe consideran erróneo primar desde los gobiernos la contratación de trabajadores jóvenes si no aplican al mismo tiempo políticas que fomenten la contratación de trabajadores mayores.
También valoran que debe incluirse en la legislación la discriminación por edad al mismo nivel que está prohibida por raza y sexo; y otras sugerencias que hacen al legislador es promocionar los ‘currículum ciegos’ en los que no se incluya ni edad ni género ni fotografía.
De la misma forma, la Organización Mundial de la Salud considera que la educación es fundamental, e igual que en los colegios se enseñan valores de no discriminación por condición sexual o religión, deberían incorporarse otros por la edad de las personas.
La tercera estrategia hace hincapié en propiciar relaciones entre colectivos de distintas generaciones tanto en el ámbito laboral como en el social.
El cliché de que un trabajador que ha superado los 50 será menos productivo en la empresa es algo que debe desterrarse al tiempo que este trabajador deberá hacer por mantenerse en constante evolución.
Los seleccionadores de personal consideran que los trabajadores más mayores son más inflexibles en sus aptitudes, sin capacidad de adaptación y carentes de habilidades digitales. La mejor forma de eludir estos prejuicios es mostrar cómo el talento sénior es rentable.
La búsqueda de empleo debe afrontarse con espíritu optimista, pues el desánimo y la pereza son el mayor enemigo para los desempleados, tanto como lo es la negativa a adaptarse a las nuevas circunstancias.
En este sentido, la formación se hace indispensable. Existen infinidad de posibilidades tanto presenciales como online de prepararse ante los retos que nos van a exigir las empresas empleadoras. Esta actitud es muy valorada en las selecciones de personal.
En la elaboración de un currículum no es preciso ocultar la edad, pues la suma de los años de experiencia acumulada en nuestra trayectoria laboral nos va a delatar. En cambio sí es importante acompañar al currículum una nota que explique qué puede aportar esa experiencia a la nueva empresa. Debemos mostrarnos motivados por el puesto que aspiramos a alcanzar.
Recurrir a los contactos es la forma más directa de mostrar al exterior que seguimos en la ‘cadena’, que no nos hemos abandonado ni jubilado. El ‘boca-oreja’ suele ser muy efectivo y más cuanto mayor sea el número de contactos que hayamos acumulado en la vida laboral.
La presencia en redes sociales, especialmente aquellas más profesionales como Linkedin, nos van a permitir aumentar el número de contactos y mostrar nuestra capacidad para usar las nuevas tecnologías. Lo primero que hace la mayoría de reclutadores cuando recibe un currículum es buscar nuestro perfil en estas redes, por lo que debemos ser cuidadosos tanto en la creación del perfil como en el uso que hacemos de la red.
Rebajar nuestras pretensiones tanto económicas como en la categoría del trabajo a desarrollar va a mostrar que estamos abiertos a una reincorporación al mundo laboral sin demasiadas condiciones. Es nuestra manera de ser flexibles. Es probable que nuestra cualificación sea superior al trabajo que nos ofrecen y que el salario esté por debajo del que percibíamos antes, pero sin rebajarse hay que estudiar todas las ofertas.
También se debe estar a abierto a emprender un negocio propio o a trabajar como autónomo por proyectos que pudieran surgir.
Existen en España programas de adaptación para desempleados. Es una buena solución si no tenemos experiencia en buscar empleo. Los orientadores pueden guiarnos tanto en la elaboración de un buen currículum como en información útil sobre el mercado laboral.
Por último, y quizá lo más importante, es mantener la paciencia, no caer en el abatimiento y afrontar esperanza el reto de encontrar un empleo; aunque seamos conscientes de que no será fácil ni inmediato. Por ello es necesario ser constante y tenaz sabiendo en ese momento que nuestro trabajo es buscar trabajo.