Si en Google buscamos Design Thinking, aparecen 1.250.000.000 de resultados. ¿Crees que es una moda pasajera? En los últimos años el Design Thinking ha corrido como la pólvora gracias, entre otras cosas, a su énfasis en lo real y actual, en llevarnos al mundo del mercado a través de la empatía, el ingenio y la interacción.
Utilizando el Design Thinking conseguimos innovaciones aplicables y mejoras evolutivas. La aplicación de esta filosofía no necesariamente tiene que contener un factor disruptivo. Fijémonos en Apple. En el año 2007, sacó su primer Iphone. Desde entonces, lleva más de 10 años introduciendo pequeños cambios en cada nuevo Iphone que ofrece.
¿Aplicarse a todo proceso innovador? No olvidemos señores: una filosofía se rige por unos valores determinados. Si tu empresa y tú no tenéis esos valores o no estáis dispuestos a adaptaros a ella…, lamentablemente no podréis aplicarlo siempre que queráis. Además de que el Design Thinking no es la solución a todos los problemas; hay que saber cuándo usarlo. En el Master by Innovation aprenderás a aplicar esta metodología a tu empresa y tu día a día.
El Design Thinking ya sabemos que es una filosofía de base creativa que pretende servir como un solucionador de problemas; a través de un abanico con variedad de herramientas se persigue alcanzar una solución.
El brainstorming es una actividad o herramienta de trabajo grupal que facilita la generación masiva de ideas, eliminando el juicio sobre estas y estimulando el pensamiento sin filtro, libre. Dicho con otras palabras, es una herramienta del capitalismo para que las ideas se vendan. El brainstorming es al Design Thinking como el ladrillo es a la construcción. Su creador fue Alex Osborn en el año 1919 y desde ese momento ha tenido más de 100 variables.
El proceso de Design Thinking se compone de cinco etapas. No es lineal. En cualquier momento podrás ir hacia atrás o hacia delante si lo ves oportuno, saltando incluso etapas no consecutivas.
Identidad: El primer paso del Design Thinking es entender el problema y desarrollar empatía ante el mismo. Es imprescindible empatizar con los individuos que están viviendo el problema, saber cuáles son sus necesidades y emociones para, a partir de ellas, definir e investigar el problema.
Crear: Esta etapa se centra en idear la solución al problema y tiene como objetivo la generación de un sinfín de opciones. No debemos quedarnos con la primera idea que se nos ocurra, las actividades favorecen el pensamiento expansivo y debemos eliminar los juicios de valor. A veces, las ideas más estrambóticas son las que generan soluciones visionarias.
Prototipar: En esta etapa se llevan las ideas a la realidad. Construir prototipos hace las ideas palpables y nos ayuda a visualizar las posibles soluciones, poniendo de manifiesto elementos que debemos mejorar o refinar antes de llegar al resultado final.
Evaluar: Una vez generados los prototipos, se procede a analizar cada uno de ellos con los usuarios implicados en la solución que queremos desarrollar. En esta fase evolucionaremos las mejores ideas hasta convertirlas en la solución final y descartaremos las que menos nos encajen con la solución al problema.
Implementar: Elegida la solución final, debemos implantarla para comprobar que se ajusta a las necesidades y al problema a resolver.
Una persona que haya aprendido a mejorar su forma de aplicar el Design Thinking a partir de la experiencia negativa, tendrá un abanico más amplio de respuesta y de capacidad resolutiva.
Según decía Morihei Ueshiba: “El fracaso es la clave del éxito. Cada error nos enseña algo”