La crisis económica, agravada por la pandemia y la crisis alimentaria global que comenzó en 2022 debido al rápido aumento de los precios y la escasez de suministros, ha puesto en valor el sector primario nacional. Aunque se trate del área que menos peso tiene en el PIB, influye de manera trascendental en la economía de los españoles. Así pues, la agricultura y el sector primario, en general, se han convertido en estratégicos y así lo han demostrado.
Podría hablarse de cómo en el Neolítico, hace 10.000 años, el hombre se asienta en un territorio y cambia su vida nómada y cazadora por otra establecida en un solo lugar y agrícola. Lo cierto es que fue el inicio de una actividad, bien llamada primaria, que nutre la principal necesidad del ser vivo.
En un mundo cambiante, la sociedad optó por actividades que hoy denominaríamos de mayor valor añadido. ¡Cuán error! Y ello se ha demostrado con creces en los últimos años cuando los peores augurios mostraban a la humanidad sometida completamente por un virus del qué poco se conocía.
Teorías aparte, lo cierto es que la agricultura se ha mostrado como un elemento esencial, además de sólido. No es ya aquella agricultura de supervivencia, ni la intensiva posterior a causa de los avances tecnológicos. Ahora somos testigos de una agricultura sostenible que mantiene un equilibrio entre la necesaria producción para abastecer los mercados y el espacio físico sobre el que se asienta.
En cuanto a números, este sector produjo en 2020 por encima de los 35.190 millones de euros, una cifra nunca alcanzada desde que se mantienen registros. Y una senda también positiva fue la que mantuvo el empleo. El sector cerró el año con 1,1 millones de afiliados a la Seguridad Social, un 0,6% más que un año antes. El conjunto de la industria agroalimentaria emplea por encima de los 2,3 millones de trabajadores; lo que representa el 12% de la población activa.
Un problema que tradicionalmente afecta a esta actividad es el envejecimiento de su población activa. No obstante, su repercusión es menor en España que en el resto de países de la Unión Europea. Así, mientras en este país el 34% de los trabajadores vinculados al campo tiene más de 50 años, en toda la UE este porcentaje se aproxima al 40%.
Por el contrario, la feminización del trabajo es menor en España (28%) que en la UE (37%), por lo que desde las administraciones públicas se vienen desarrollando campañas para incorporar a la mujer en el trabajo agrario al frente de explotaciones, al igual que ocurre con los jóvenes en el medio rural.
En este sentido, la formación agraria como los postgrados en Dirección de Agronegocios de ENAE son una excelente herramienta para el desarrollo rural tanto en el cuestiones de optimización de recursos como para aumentar la eficiencia y obtener mayores producciones en la explotación agrícola y ganadera.
Los peores momentos de la pandemia, vividos durante el primer estado de alarma y el confinamiento, volvieron a recuperar el valor de la agricultura para la memoria colectiva. Al margen de guarismos económicos, el abastecimiento de los mercados cuando prácticamente todas las actividades se redujeron a cero reveló la importancia del sector. Y sus trabajadores se manifestaron como profesionales más que esenciales en un país dentro de un contexto europeo que se veía enclaustrado por la crisis sanitaria.
Este hecho no solo tuvo importancia en España, sino que la profesionalidad y la capacidad de producción de los agricultores y la cadena logística permitió aumentar las exportaciones por encima del 2% para suministrar de alimentos a otras partes del mundo. Las ventas al exterior de la agricultura española alcanzaron un volumen histórico cercano a los 55.000 millones de euros. O, lo que es lo mismo, uno de cada cinco euros de las exportaciones españolas procedía del sector agrícola, una cifra récord.
La productividad de la agricultura española es aproximadamente un 40% superior a la media de la Unión Europea. Además, los costes laborales por unidad de producto son un 30% inferiores a los de los países vecinos, lo que confiere a la agricultura española una competitividad notablemente mayor no solo en comparación con la de sus vecinos europeos, sino también en relación con otros sectores económicos.
Por subsectores, el sector primario español es líder europeo en la producción de carne de porcino, aceite de oliva, naranjas, limones y mandarinas. Además, representa el 20% de la producción total de vegetales frescos en la UE, situando a España como el segundo país con mayor tasa de cultivo de estos alimentos solo por detrás de Italia.
Además de la continua formación de los agricultores españoles, la inversión empresarial no ha dejado de crecer tanto en maquinaria como en investigación y desarrollo, un aspecto clave en el posicionamiento de España como líder agrícola, superada por muy pocos países extracomunitarios.
Gran parte de los esfuerzos en I+D se centran en la reducción del uso de recursos hídricos y productos fitosanitarios e, incluso, en la conversión de cultivos tradicionales en producción ecológica. Tanto, que el 10% de las tierras cultivadas en España ya son cultivos orgánicos, superando las 2,4 millones de hectáreas. Y un fenómeno similar se produce en carne de ganado. Respecto a los residuos, apenas el 0,5% se consideran peligrosos.
El gran reto del sector agrario lo plantea la falta de recursos hídricos. Tradicionalmente, la pluviometría es inferior a otros países europeos, una cuestión que se ha agravado en los últimos años consecuencia de los efectos cambio climático. El campo español precisa por encima de los 15.000 hectómetros cúbicos anuales para riego. Esta cantidad viene manteniéndose constante en los últimos años debido principalmente a la apuesta por el riego por goteo, que ya representa por encima del 40%, en tanto se reduce el regadío por gravedad (a manta), en torno al 30% y el resto por aspersión. El Sureste español es ejemplo mundial en la reconversión de sistemas de riego, tanto por las inversiones realizadas como por el tipo de cultivo.
Cereales, leguminosas, cultivos forrajeros, arroz y maíz son los que más agua precisan; en tanto que frutales y hortalizas, más propios de esta zona del Mediterráneo han reducido al máximo el consumo de agua y optimizado el uso de recursos hídricos mediante el riego por goteo que permite mayores rendimientos, al tiempo que ahorra agua, fertilizantes y energía.
Al mismo tiempo ha demostrado cómo el agua desalada es un complemento ante la carestía de otros recursos, y lo mismo ocurre con el agua recuperada, que se está convirtiendo en fundamental en el ciclo del agua y es un modelo de economía circular. En este sentido, la Región de Murcia es pionera en la gestión integrada de los diferentes recursos hídricos, incluyendo las aguas recuperadas y desaladas. Así pues, la formación agraria en materia hídrica es fundamental para las prácticas agrícolas en estas zonas.
ENAE Business School cuenta con estudios especializados, formación agraria cuyo objetivo es preparar a directivos y profesionales para convertirlos en gestores responsables con el medio ambiente, combinando la sostenibilidad y la eficiencia. Para ello, ofrece el Máster Universitario de Dirección de Agronegocios, que aporta una visión y proyección internacional sobre la agricultura e industria agroalimentaria para optimizar el crecimiento empresarial en un entorno competitivo.
Adicionalmente, la escuela de negocios cuenta con dos programas de formación agraria especializada en Gestión de Recursos Hídricos y Agricultura de Precisión y Digitalización. De esta forma, la escuela contribuye al desarrollo de un sector fundamental tanto para la economía como para la propia vida cotidiana.
Sin lugar a duda, los alumnos de estos postgrados son imprescindibles para el desarrollo y la evolución de la producción agrícola, conociendo los recursos naturales disponibles y optimizándolos al máximo.
En conclusión, como hemos mencionado durante este artículo, el sector agroalimentario es un foco estratégico tanto para la economía nacional como la internacional, en el cual ENAE cuenta con un especial conocimiento dada su proximidad a un sector líder en la Región de Murcia.